Aumentan las filas en cementerios para enterrar muertos por coronavirus

“¡Ayúdenos por favor!, un vecino que tenía los síntomas del coronavirus se murió hace cuatro días, ya huele mal todo el barrio y llamamos pero nadie viene a levantar el cuerpo”, rogó con lágrimas a EXPRESO, una moradora del Suburbio de Guayaquil, entre las calles Leónidas Plaza y Carlos Guevara, donde está el cadáver del hombre a la espera.

Como ese caso hay muchos en el Puerto Principal. Y es que en estos días de múltiples fallecimientos en la ciudad, donde se registran 963 de los 1.890 contagiados por coronavirus a nivel nacional; sepultar a un difunto ya no es una emergencia que se pueda cubrir a las pocas horas o días de fallecido. Ahora esto se ha tornado un viacrucis. El personal de atención, las funerarias y los terrenos en los camposantos ya no son suficientes.

En las afueras de estos últimos sitios, desde la madrugada se forman largas filas de personas quienes, desesperadamente, buscan un lote para enterrar a ese pariente que, según ha venido publicando EXPRESO, mantienen en casa, en el piso de la sala, en la cama o en el patio. 

La descomposición del cuerpo que emana mal olor, sumado al sentimentalismo de dar una sagrada sepultura a los suyos, los empuja a permanecer en la cola por varias horas y hasta todo el día.

Este 29 de marzo en los exteriores del cementerio Jardines de la Esperanza, alrededor de las 10:00 había una fila de más de 100 personas. Los primeros habían llegado a las 05:00.  La mayoría de personas tiene tres días replicando la cola. Los tres días, el tiempo que su familiar lleva de fallecido.

“Mi suegro se murió de coronavirus, nunca le hicieron la prueba pero lo sabemos porque murió por paro respiratorio después de cinco días de luchar contra todos los síntomas. En el hospital no lo atendieron y nunca llegaron del 171 ni de otra institución a verlo. Ni siquiera han ido a levantar el cadáver, la última vez que llamamos nos dijeron que tenían que levantar a 110 cuerpos más. Lo tenemos embalsamado por el olor. Y he hecho la fila por tres días a ver si puedo enterrarlo aquí, a pesar de tener lotes en este cementerio”, cuenta Richard Morales.

Morales además contó que a pesar de ser propietario de una funeraria, tuvo complicaciones para conseguir una caja para su suegro. «Yo vendí toda las cajas de mi negocio, días después se murió mi suegro y ya no tenía ataúdes y el servicio funerario nos costó $1.400, cuando normalmente cuesta $600. Todo se salió de control en poco tiempo», detalla indignado.

Jardines de la Esperanza, como los otros cementerios de Guayaquil, está colápsado. Una funcionaria de ese camposanto indicó que para hoy hay 90 solicitudes de sepultura (un poco más que en los últimos dos días) y la capacidad máxima del terreno es de apenas 42.

“Tendrán que venir mañana a hacer la cola de nuevo. Ya no podemos ayudar a tanta gente”, expresó.

La fila es para firmar el documento que les habilite un espacio para enterrar a su familiar, ni siquiera el mismo día, sino uno después.

En el cementerio Ángel María Canals, situado en el Batallón del suburbio, a las 06:00 había en fila de al menos 60 personas. Pero ahí solo están dando 10 tickets por día y solo se puede hacer exhumación porque ya no quedan bóvedas disponibles.

CEMENTERIOS LLENOS suburbio
A la espera de un espacio en el cementerio del suburbio para sepultar a sus familiares.AMELIA ANDRADE/EXPRESO

Es lo que hizo Viviana Macias, quien llegó con fundas negras de basura para sacar del nicho a su papá fallecido hace siete años para que el cuerpo del suegro de su hermana, fallecido hace dos días, pueda usar ese espacio.

“Llevamos dos días velándolo y buscando espacio en los cementerios, ninguno tienen espacio para vendernos. Ya no podemos más y nos toca sacar a mi padre”, contó sollozando la mujer.

Este Diario no logro acceder a información del cementerio general de Guayaquil, el más grande la ciudad, en vista de que sus administradores señalaron que no están dando cifras ni entrevista a la prensa.

Los trabajadores de los camposantos se quejan además de que muchos personas llegan a solicitar un entierro sin papel de defunción que debe otorgar el Registro Civil. Pero los parientes de los fallecidos indican que también les toca hacer largas colas en esa entidad y el proceso se demora mucho.

«He ido al Registro Civil, la cola es inmensa y solo atendía una ventanilla. Ya mi pariente va para los cuatro días fallecido y por papeleos no lo hemos podido enterrar, todo trámite se demora», lamenta Joaquín Batioja, quien esperaba tener hoy una solución. (Expreso)

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