Catalina Botero, exrelatora especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), calificó como un «acto de cinismo increíble» que el expresidente ecuatoriano Rafael Correa “acuda a las medidas cautelares de la CIDH».
Él mismo que debilitó las medidas cautelares acude a ellas para que no se haga efectiva una orden de prisión en su contra. Lo dijo en una entrevista con el canal colombiano NTN24.
Botero expresó que durante 3 años, el exmandatario realizó una «persecución brutal a la CIDH y a la relatoría especial para la libertad de expresión. Logramos triunfar, fue muy difícil, pero la comisión tuvo que reformar su reglamento para disminuir el alcance de las medidas cautelares. Tres años de guerra para que la comisión no tuviera las facultades que originalmente tenía para proteger a la gente que estaba siendo perseguida”.
La exrelatora de la Libertad de Expresión recordó que Correa arremetió «con una sumatoria de adjetivos indescriptibles» contra la CIDH durante una asamblea general de la OEA celebrada en Bolivia.
Recordó que Rafael Correa sostuvo que las personas que acudían a la CIDH «eran tratados como enemigos de Estado, los trataba como enemigos de Estado. Salía todos los sábados en televisión acusándolos de ser enemigos del Estado. Esta gente fue perseguida, encarcelada y sitiada por seguidores de Correa, y ahora resulta que él es el que acude a los instrumentos internacionales».
Aunque la también abogada constitucionalista considera que es improcedente el pedido del exmandatario ecuatoriano, esperaría que la CIDH «le aplique todo el rigor frente del debido proceso, en el mejor sentido de la palabra, el mejor ejemplo es que sirven para aquellos que intentaron destruirlos».
Botero considera que sí hay que denunciar la doble moral, «esa utilización perversa y cínica de instrumentos creados para defender los derechos humanos de la gente».
Rafael Correa enfrenta una orden de prisión preventiva por el presunto secuestro del exasambleísta Fernando Balda, quien lo acusa de ordenar su secuestro en Bogotá en 2012. (El Universo)