DESTACADA | Manabita con sangre venezolana canta en los buses para pagar la U

Prende su parlante, agarra su micrófono con la mano derecha y empieza. “Buenas y bendecidas tardes a todos ustedes señores usuarios, me permiten un momento por favor”. Esa es parte de su presentación ante el público que viaja en los diferentes buses urbanos en Guayaquil.

Desde su fiel compañero, un pequeño parlante color blanco que lo lleva colgado con una correa negra en su hombro, suena la pista de la música y con una voz agradable al oído empieza a cantar… “en la vida hay amores que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el corazón, pero aquello que un día nos hizo temblar de alegría, es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor”, es parte del tema ‘Inolvidable’ que interpreta Luis Miguel.

Han pasado casi 3 minutos. El sudor empieza a invadir su rostro y sus mejillas. Quienes van casi dormidos despiertan al escuchar la melodiosa voz.

Se trata de Diana Carrillo Vélez, de 26 años, una joven venezolano-ecuatoriana, hija de padre llanero y madre manabita, quien se gana la vida haciendo de los transportes su escenario.

La joven llegó al Ecuador hace 7 años y desde hace 11 meses canta en micros urbanos de la urbe porteña. Estudia Producción Musical y aunque la Universidad de las Artes, donde cursará el tercer semestre, es gratuita, lo que recauda tras cinco horas de trabajo le sirve para pagar el alquiler del departamento donde vive con un hermano.

¡Canta en buses para pagar la U!
Los usuarios le regalan unas monedas por su actuación.

Es sencilla y sin complicaciones, pero sí tiene entre ceja y ceja una gran meta: terminar una Licenciatura en Producción Musical, que dura entre 4 a 5 años, y luego ser empresaria.

“No creo que toda la vida esté montada en buses, por ahora esto me ayuda mucho en mis gastos personales y de vivienda, gracias a los ecuatorianos que son muy generosos y me apoyan maravillosamente”, dijo Diana, mientras cuenta un puñado de monedas de su primera intervención musical.

A veces hace hasta 30 dólares y un poco más en cada jornada. “Depende, hay días buenos, otros regulares”, refiere mientras prepara la pista para otra canción de Ricardo Montaner. En cada bus interpreta dos temas. Le sube la adrenalina, cuando desde la mitad del micro de la línea 121 los pasajeros le regalan sonoros aplausos. Esos son su aliciente.

¡Canta en buses para pagar la U!
Levanta su mano para parar un bus. No todos le permiten hacer su trabajo.

Ella nuevamente se presenta y explica por qué canta en micros y cuál es su propósito. Otra vez suenan los aplausos y la gente empieza a meterse la mano a los bolsillos y carteras y le dan unas monedas. Al bajar, Diana no se cansa de agradecerles.

En su país, Carrillo solo estudió el bachillerato, pero como las cosas se pusieron ‘color de hormiga’, como dice, junto a su madre y sus otros tres hermanos emigraron hacia Manta, Manabí, de donde es su progenitora. Su papá se quedó y vive allá todavía.

La joven dice que le encanta la música desde pequeña. Pone en práctica las técnicas que le enseñan en la universidad para no tener problemas con la garganta. Confesó que por ahora no piensa en el amor, solo se concentra en su trabajo y sus estudios.

Se le abrió una puerta

En el 2018 se postuló en la universidad y logró un cupo. Luego estuvo en casa de unos coterráneos en Guayaquil y empezó a buscar ‘chamba’ en lo suyo, la música. Lo hizo en restaurantes y lugares donde hay público. Conoció a un joven guitarrista y empezaron el trabajo en buses. “Recuerdo que fue un viernes en la tarde, del mes de septiembre. Estuvimos de 18:00 a 22:00, hicimos 30 dólares y compartimos ese dinero”.

Allí ella se dio cuenta que se le había abierto una puerta. A más de ganar unas monedas podía practicar lo que más le apasiona la música.

Si la desean contactar para eventos pueden escribirle a su cuenta de Instagram @dianaelisa.c (Extra)

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