Encontrar un espacio para parquear en el centro de Guayaquil se ha convertido en un dolor de cabeza para quienes acuden a ese sector de la ciudad en su vehículo, ya sea a trabajar o a realizar trámites bancarios o en instituciones públicas.
Algunos optan por guardar su carro en los parqueaderos del malecón Simón Bolívar y caminar hasta el sitio de sus diligencias. Otros, con suerte, encuentran un espacio en los más de diez predios privados que ofrecen este servicio cerca de dicho sitio turístico del centro porteño.
Carlos Molina es economista y trabaja en una empresa privada que tiene su sede en la calle Pedro Carbo. Su hora de ingreso es a las 08:00, pero desde las 07:00 “batalla” para conseguir espacio para guardar su carro durante las ocho horas que hará oficina.
“Es difícil. Uno pierde tiempo en encontrar parqueo, y a veces hasta para evitar ese dolor de cabeza uno viene sin carro”, dice Molina.
Marcela Fernández es una de esas personas. Desde hace tres meses empezó a usar la Metrovía y dejó su camioneta guardada en su casa, en la ciudadela Ferroviaria.
“Cada año hay menos espacio para estacionar en el centro. Yo creo que es necesario buscar alternativas para este tipo de problemas para quienes necesitamos tener el carro porque salimos muy tarde para tomar el transporte público”, manifiesta.
Los vehículos quedan suspendidos a unos dos metros del piso.
Ante esta problemática de falta de áreas para estacionamiento, quienes ofrecen servicio de parqueo e incluso empresas privadas apuestan a innovar para ofrecer alternativas.
Por ejemplo, una firma comercial en la calle Quisquís, centro de la urbe, incluyó una estructura de estacionamiento vertical en su parqueo; asimismo, un hotel del norte.
Mientras que Urbapark, en su sede ubicada en Pichincha y Luque, implementó desde 2018 duplicadores de parqueo. Estos fueron ensamblados en Quito, tomando como referencia los que se usan en Colombia.
Este es un mecanismo usado en otros países que permite estacionar dos carros en un mismo espacio, pero de forma vertical. Los duplicadores tienen una especie de elevador que está sujetado a dos columnas de acero. El movimiento lo accionan bombas de presión que ayudan a elevar las estructuras.
El operador del parqueadero es quien gira una llave, hacia la derecha o izquierda, que permite que la plataforma se eleve con el vehículo y este quede suspendido.
La coordinadora comercial de Urbapark, Carolina Haro, detalla que al implementar este tipo de estructuras se puede ser más eficiente en espacios pequeños. “Se ha incrementado la compra de vehículos, pero la dinámica de las ciudades sigue siguiendo la misma”, dice ella.
En este estacionamiento se ubicaron 24 estructuras que dan espacio a 48 parqueos. En total se pueden estacionar 54 vehículos livianos.
Para 2024, adelanta Haro, se prevé implementar el mismo mecanismo para el parqueadero que tiene la marca en la calle Luzárraga. “La idea es crecer hacia arriba”, menciona.
Urbapark tiene 45 estacionamientos de este tipo entre Quito y Guayaquil.