Membrillal, una parroquia del cantón manabita Jipijapa, obtuvo ese nombre porque hace muchos años era una zona donde abundaban los árboles de membrillo.
En la actualidad ya casi no los hay cerca de la zona poblada, cuenta Doris Barcia Reyes, presidenta del gobierno autónomo descentralizado de la parroquia,.
Ella habla del programa de adaptación basada en ecosistemas (AbE) a través del cual se dejan sentadas las bases para que sus pobladores cosechen el agua para alimentar sus huertos y obtengan legumbres y verduras frescas, manejen adecuadamente la crianza de caprinos (chivos) para que no destruyan el bosque y aprendan a cuidar y aprovechar lo que les queda de bosque seco.
El programa AbE, que concluirá el próximo mes de julio, trabajó en Membrillal (Jipijapa) y Honorato Vásquez (Santa Ana), a través del Ministerio del Ambiente con la cooperación técnica alemana GIZ, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), los municipios de Santa Ana y Jipijapa y los gobiernos parroquiales .
Esta busca que el manejo sostenible de la naturaleza aporte mayor cantidad de servicios ecosistémicos para enfrentar el cambio climático y mejorar los medios de vida de las comunidades.
Según AbE, Manabí es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático por la intensidad de períodos de lluvia y etapas prolongadas de sequía. En la última década aumentó la temperatura media en 0.18 grados centígrados, el 75% de su superficie presenta procesos de degradación de suelos y 11 cantones entre los que están Santa Ana y Jipijapa afrontan procesos de desertificación. (La Hora)