Estudio arqueológico en Manabí busca conocer impacto de colonización aborigen

Ligüiqui es un enclave marino ubicado a unos 28 kilómetros al oeste de Manta. En sus costas se han identificado corrales marinos, sitios para la pesca pasiva de moluscos, como el pulpo, una actividad que se atribuye a los primeros habitantes asentados en esa zona costera manabita y que, con esas estructuras de piedras instaladas hace centenares de años, aún la preservan los pobladores de esta localidad costera.

Desde el año 2018, la Universidad de Alcalá de Henares de España realiza el proyecto “Perduraciones, continuidad y ruptura en la época colonial” en varios sitios de Manabí, pero principalmente en Ligüiqui, según destacó Manuel Castro, catedrático de este centro de estudios superiores europeo.

Apoyados con drones y fotogrametría, Castro y un grupo de arqueólogos ecuatorianos, con el apoyo de varios habitantes de Ligüiqui, desde hace tres años procedieron a hurgar más no solo en la costa, sino en su territorio, para tomar muestras que serán llevadas la próxima semana a España para analizar y conocer, entre otros aspectos, sobre el clima del momento cuando existió población aborigen, hasta cuándo persistieron o se extinguieron, y si su desaparición coincide con la llegada de los hispanos.

Los resultados de análisis de laboratorios a las muestras halladas en Manabí, para despejar esas dudas, estarán listos dentro de uno a tres meses.

Juan Jijón, uno de los arqueólogos ecuatorianos que participaron en esta primera fase del proyecto con apoyo español, señaló que unos primeros resultados ya se obtuvieron gracias al análisis de radio carbónico, que determinó que los pobladores vivieron entre los años 300 y 1.400 de nuestra era, y también que se trata de más de 1.500 hectáreas de yacimiento arqueológico en la zona.

“Se ven plataformas, muro de contención, estructuras bien conservadas. Se han hecho mapeos con dron para sacar unos sistemas en 3D”, declaró Jijón, quien dijo que los vestigios hallados en esas zonas pertenecen a las culturas Bahía y Manteña.

Los corrales marinos tienen una extensión de unos ocho kilómetros de ocupación de la franja litoral, entre Ligüiqui, Santa Marianita y San Lorenzo. Para Castro hay una gran importancia en lo hallado en estas localidades mantenses con relación a otros vestigios de esa naturaleza en el mundo.

“En Manabí el conjunto mejor conocido y el más importante es el de los cerros de Hojas y Jaboncillo, sin ningún tipo de duda; pero Ligüiqui tiene ciertas particularidades, la principal es la unión entre un espacio productivo marino y el yacimiento arqueológico, es decir, esa unión entre mar y tierra que no la tiene hasta el día de hoy ningún yacimiento en la zona de Manabí”, declaró Castro.

El proyecto “Perduración, continuidad y ruptura…” intenta conocer además la evolución social, material, climática de la Costa ecuatoriana entre los siglos 15 y 17. Esta investigación también se desarrolló en el cerro de Hojas y Jaboncillo.

A futuro, el centro educativo español pretende incluir una investigación del centro histórico de Portoviejo para poder excavarlo, porque, de acuerdo con Castro, desde el 2004 se han identificado materiales coloniales del siglo 17, cuyos orígenes en su mayor parte son de Panamá, pero también de la península ibérica.

“Y lo que queremos es comparar qué pasa exactamente cuando se produce el impacto de la colonización europea: si encontramos indicadores de hábitat nuevo, si encontramos indicadores de enfermedades nuevas, si encontramos indicadores de cambios en los yacimientos”, señaló Castro. (El Universo)

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