Las ballenas jorobadas son un «avistamiento» rentable para Puerto López, en Manabí

Cada año una comunidad de ballenas jorobadas recorre 8.000 kilómetros desde la Antártida hasta llegar a la costa ecuatoriana. Un arribo que mar adentro se convierte en atractivo que engancha al turismo y se concreta en ganancias. El año pasado, unos 110.000 turistas se desplazaron hasta estas zonas, 70.000 de ellos llegaron a Puerto López (Manabí), el epicentro de la danza de estos cetáceos.

El avistamiento y las visitas registradas en la Isla de la Plata y otros lugares delParque Nacional Machalilla dejaron un aporte económico de hasta $ 9’000.000 que llegaron hasta las arcas del Gobierno local, pero también al bolsillo de comerciantes, operadoras turísticas, propietarios de restaurantes y hoteleros. La aspiración es que este año, durante la temporada que durará hasta septiembre, las visitas y las ganancias se dupliquen, dice Pedro Falconí, director del Departamento de Turismo de Puerto López, quien aguarda por ver buenos resultados después de un arduo trabajo de promoción.

Son recursos que llegan de forma oportuna en un cantón donde persisten las deficiencias en la oferta de infraestructura y servicios básicos y que ayudan a salir de aprietos económicos a su población.

No obstante, las ganancias no son tan boyantes como se cree. Fausto Chóez, propietario de la operadora turística Machalilla Tour, indica que esta actividad ya no es rentable como lo era hace 10 años. Lo dice al ver en su registro un menor número de clientes y por los altos impuestos que, a su parecer, hoy los operadores deben pagar. “Cada operadora requiere hacer una inversión fuerte.

Por cada salida de las embarcaciones el egreso es de 300 dólares en combustible y se va algo más si se cuenta la alimentación. A esto se suma también el hecho de tener menos visitas de extranjeros. Antes venían más argentinos y chilenos, ahora ellos vienen poco por la mala situación económica de sus países”, explica Chóez, quien explica que Puerto López depende, en gran parte, solo de dos temporadas: los 50 días de avistamiento de ballenas y las vacaciones de la época ( febrero y marzo, donde se aprovecha para hacer snorkeling, kayak, buceo y otros deportes acuáticos).

Wilmer Parrales, propietario de la operadora Orca Tour, coincide con Chóez al creer que el sector enfrenta un alto gasto operativo marítimo. No obstante, admite que las ganancias aún logran salvar la inversión y encarar crisis.

Aníbal Ponce, presidente de la Cámara de Turismo, menciona que existen varios puntos cercanos a Puerto López, donde también se promocionan los avistamientos de los cetáceos. Actualmente, dice, se trabaja para lograr que los turistas que arriban al lugar encuentren motivaciones para quedarse más tiempo.

“Estamos trabajando en corregir las falencias porque se ha percibido que el turista llega a las embarcaciones, realiza su actividad, pero no se quedan en el lugar. La gastronomía en Puerto López es muy buena, pero hay dueños de restaurantes que exceden sus precios y por eso el visitante busca otros sitios para alimentarse”, recordó Ponce.

Los costos afectan sobre todo al turista nacional, al extranjero no tanto. Eva Bror, oriunda de Ohio de Estados Unidos, llegó por primera vez a Puerto López el miércoles pasado junto a una amiga para ver las ballenas y visitar la Isla de La Plata. “Me parece un lugar hermoso. Esperamos que nos alcance el dinero para los días que nos toca quedar, ya que es más barato que en Costa Rica”, recordó la turista.

Julio Otero, turista oriundo de Guayaquil, quien llegó a este balneario junto a cinco miembros de su familia, recomendó a las autoridades municipales controlar los precios de alimentación, ya que para él, en cambio, eran muy elevados.

Así también lo cree Jesús Ríos, propietario de un hostal y restaurante cerca del malecón de Puerto López. “No para todos es una temporada de ganancia. Hay turistas que solo llegan y se suben a los yates a ver ballenas y luego se van. La mayoría busca hospedaje y comida en otros lados”, afirmó .

“Estos animales son mi bendición”

n Heriberto Ventura, con 12 años en la profesión, y Adán Soledispa Ventura (con 47), forman parte de una veintena de guías turísticos que orientan a las personas en su aventura. Ambos son de la Comunidad Ancestral de Agua Blanca, una zona rodeada de la vegetación que vive del ecoturismo ubicado al sur de Puerto López.

Adán habla tres idiomas: francés, inglés e italiano, que le han servido en su profesión como guía naturalista del Parque Nacional Machalilla a desenvolverse en lo que más le gusta. Él asegura que las ballenas son su bendición, ya que en épocas de avistamiento sus servicios son muy requeridos por las operadoras y esto le ha ayudado económicamente a crear y mantener un patrimonio estable. “Como guía en avistamiento de ballenas logré costear mis estudios profesionales y me gradué como ingeniero en ecoturismo, logré adquirir mi propio carro y casa. Esta profesión y los cetáceos han sido una bendición también para mi pueblo Agua Blanca, un sitio arqueológico y ancestral donde la mayoría de los habitantes nos dedicamos a esto”, recordó Soledispa.

Ya en el yate, Adán y Heriberto hacen recomendaciones a los turistas, sobre todo en temas de seguridad y limpieza para no afectar el ecosistema. “Esta es una actividad muy bonita, me encanta el agua y guiar. Nos ha tocado tratar con turistas que cuidan del medio ambiente. A muy pocos se les ha llamado la atención sobre no arrojar la basura al agua. Esta es una de las recomendaciones más estrictas que tenemos los guías”, indicó Ventura. (El Expreso)

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