Las mafias de narcotráfico eleva el crimen en Manabí. Van dejando charcos de sangre y muerte

Los 40 disparos se escucharon en toda la Jaime Chávez Gutiérrez, una barriada de Manta.

Hace seis días, las mafias del narcotráfico se enfrentaron en ese popular sector del norte de la ciudad manabita. La balacera duró dos minutos, pero atemorizó al vecindario.

Tres sicarios, a bordo de una camioneta, llegaron a una casa y acribillaron a cuatro miembros de una misma familia. Las víctimas fueron sorprendidas en una fiesta de cumpleaños.

Los vecinos recuerdan que todo fue un caos, pues el ataque se perpetró a las 13:00 y cerca de la fiesta había niños, mujeres y ancianos. El llanto de los pequeños y el grito de las madres era lo único que se escuchaba después del tiroteo.

La Policía aún investiga el violento ataque, pero sospechan que se trató de una represalia por la pérdida de un cargamento de droga que se debía enviar por el puerto de Manta. Las víctimas trabajaban en esas instalaciones y tenían contacto con mafias. La Fiscalía también tiene esa hipótesis.

De hecho, las dos instituciones dicen que en el último año, la ‘guerra’ desatada entre organizaciones narcodelictivas, que inicialmente estalló en Guayas, también ha repercutido en Manabí. Entre el 1 de enero y el 10 de junio de este año, 88 personas han sido asesinadas en Manabí. La cifra implica un incremento del 175% frente a los crímenes registrados en el mismo período del 2020, cuando hubo 32.

Servicios de Inteligencia policial tienen información que muestra cómo tras el asesinato de alias ‘Rasquiña’, quien era cabecilla de Los Choneros, otros grupos del narcotráfico se disputan el control del perfil costanero de Manabí.

Los reportes policiales señalan que la jefatura local de esa banda quedó en manos de alias ‘El Capi’. Pero él fue detenido en abril pasado y sus enemigos (Los Lagartos y Los Lobos) empezaron a ganar territorio.

Con base en la indagación levantada, policías dicen que por eso Los Choneros llamaron a sus aliados, Los ChoneKillers, para frenar el avance. Esta última organización es conocida por la formación de sicarios en Guayas, Los Ríos y El Oro.

En este año, la Policía de Manabí ha registrado balaceras en Manta, Portoviejo, Chone, Bahía de Caráquez, Pedernales y otras zonas rurales.

El pasado 31 de mayo, en el cantón Santa Ana fueron asesinadas cinco personas. Sicarios a bordo de motos y vehículos llegaron a una cancha y empezaron a disparar con fusiles.

Los vecinos del sector contaron que solo una de las víctimas era de esa localidad. El resto llegó de Manta. En este caso también se indaga si detrás están disputas de territorios para enviar droga al extranjero.

En abril hubo más ataques de armados. Un hombre fue acribillado con más de 60 disparos. Ocurrió en un barrio de Manta.

Igual al caso anterior, en este crimen se detectó que los sicarios utilizaron un fusil.

Agentes antidrogas dicen que el perfil costanero de Manabí es clave para los narcos, pues las bandas intentan enviar cargamentos en contenedores que salen del puerto.

Además, existen fincas y playas que permiten acopiar la droga que llega de Colombia.

Hace 12 días, la Policía confiscó una tonelada de cocaína en la comunidad Las Piñas, una zona rural de Manta. Las sustancias estaban almacenadas en cuatro lanchas rápidas. Los uniformados a cargo del caso no descartan que el cargamento iba a Centroamérica.

En lo que va del año se han decomisado 6,7 toneladas de droga. En el mismo período del 2020 hubo 1,2 toneladas.

Los investigadores dicen que la ruta más directa de llevar droga a EE.UU. es partiendo de Manabí. El viaje puede durar hasta un mes. Ese fue el tiempo que tres ecuatorianos tardaron en llegar a las costas mexicanas el pasado 10 de mayo.

Los nacionales llevaban en una lancha una tonelada de alcaloides. Datos oficiales muestran que zarparon de Jaramijó, otra localidad manabita.

Por todos estos hechos, la Gobernación de la provincia ya ha emprendido un plan para reforzar los controles policiales y militares. El pasado 14 de junio se conformaron las mesas de seguridad para analizar los hechos violentos.

La Policía, mientras tanto, ha reforzado los controles en los barrios populares de las ciudades grandes. La idea es desarticular las bandas de sicarios y narcotraficantes que operan en esos sitios. Durante los últimos seis meses, la Policía ya ha detenido a 444 personas ligadas a actividades ilícitas y ha desarticulado cuatro bandas. El objetivo es llegar a los clanes familiares que operan en esta zona del perfil costanero.

Así se intenta evitar más crímenes múltiples como el de la semana pasada. La Policía confirmó que las víctimas eran parientes de una pareja que fue ejecutada en Charapotó, en mayo pasado. Los informes señalan que desconocidos los emboscaron en un camino de tierra y los acribillaron con más de 12 disparos. Todavía no hay detenidos por ese hecho. (Fuente: El Comercio)

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