Madre de soldado fallecido esperó un año el cuerpo de su hijo

Por: Lorena Erazo

Una madre no se cansa de esperar. Este es el caso de Gloria Gavilánez, madre del soldado ecuatoriano que esperó casi un año para reencontrarse con el cuerpo de su hijo.

Todo empezó el 12 de mayo del 2018. En esa fecha se informó sobre la desaparición de Wilson Ilaquiche, un soldado ecuatoriano que prestaba servicio en la parroquia de Tobar Donoso en el extremo occidental de la provincia del Carchi.

El acceso a esa zona es difícil. Se ingresa por vía área desde San Lorenzo en Esmeraldas. Pese a que es territorio carchense, personal del Batallón de Infantería Motorizada (Bimot) 13 Esmeraldas hace presencia en la zona, por la cercanía y las facilidades que hay para el aprovisionamiento.

Sobre la desaparición del militar se dijo mucho, pero para su madre Gloria Gavilanes, las respuestas a las preguntas eran insuficientes. En sus tantos viajes a Tulcán para que le ayuden a gestionar los trámites para buscar a su hijo comentó entre sollozos, que lo único que añoraba tras meses de espera era ver al segundo de sus hijos regresar a casa.

La esperanza de ver a su vástago con vida desapareció el 20 de febrero de 2019, cuando visitaron Tumaco en la costa nariñense, limítrofe con Ecuador y cercana a Tobar Donoso por vía fluvial.

En la morgue de esa ciudad costera reposaba un cuerpo desde hacía ocho meses, y los primeros indicios indicaban que se trataba del cuerpo del soldado que desapareció en el poblado de Tobar Donoso, que se dijo estuvo en compañía de una mujer.

El soldado de 29 años llegó a ese sector aproximadamente un mes antes de desaparecer, prestaba sus servicios en el ejército desde que tenía 22 años, antes realizaba trabajo de oficina y no de campo.

Perseverancia

En septiembre con una pancarta en la mano y cansada por el viaje que costeaba con sus propios recursos pedía no se olviden de su hijo. Las veces que llegaba a Tulcán buscaba siempre la presencia de los periodistas de los medios de comunicación de esa localidad.

Su voz pausada y cansada de repetir lo mismo por infinidad de veces fue suficiente para entender el dolor y la frustración que decía sentir la familia por la falta de ayuda del Estado y el abandono que sentía.

Eso lo confirmó una vez más el día que estuvo en Pasto – Nariño – Colombia y se enteró que pese a que en Ecuador se hizo todo para ubicar al soldado, las articulaciones que se dijeron se iban a dar con sus similares del país vecino no sucedieron.

En territorio colombiano solo sabían de la desaparición de Wilson Illaquiche, por la denuncia que interpuso la madre el 13 de noviembre del año anterior. Con los pocos datos y la asesoría de autoridades colombianas decidió viajar a Tumaco en Nariño.

En esa ciudad fronteriza y después de investigar les informaron que en la morgue reposaba un cuerpo con las características de Wilson David Illaquiche, el cadáver fue encontrado en la zona rural de Tumaco, fronteriza con Ecuador y desde el momento que llegó permanecía como No Identificado (NN).

Pero el personal del Centro Técnico de Investigaciones (CTI) tenía información sobre los cuerpos y características principales, algo que movilizó a la familia a buscar la verdad.

Fue Henry Sigche, el tío de Wilson, quien miró las fotografías del cadáver que se encontró en Tumaco, las fotos coincidían con los tatuajes de su sobrino, al que conocía muy bien.

En ese momento se decidió tomar pruebas de sangre a la madre del ecuatoriano para realizarle el examen de ADN que podría confirmar de manera certera que se trata del soldado ecuatoriano.

“Yo no esperaba que mi hijo me esté esperando de esa manera, yo quería que mi hijo regrese caminando”, dijo entre lágrimas Gloria Gavilanes.

“Las autoridades de Ecuador dijeron que aquí se estaba haciendo todo y que coordinaban con personal de Colombia, pero eso era mentira, allá no conocían nada, solo de la denuncia que hicimos el 13 de noviembre de 2018”, afirmó.

Reacciones

Jorge Merino, comandante de la Brigada Andes, explicó que desde que se confirmó la desaparición del soldado (12 de mayo de 2018), personal militar lo buscó por vía área, terrestre y fluvial, y se coordinó con todas las instituciones competentes en Ecuador.

Viviana Illaquiche, hermana de Wilson, explicó que la espera de los resultados sobre la confirmación de que el cuerpo que estába en Tumaco es de su hermano sumió a la familia en zozobra, porque los días pasaban y los resultados no llegaban.

Hasta el reciente viernes 1 de marzo de 2019 solo recibieron la ayuda de Patricio Yar, cónsul de Ecuador en Ipiales, quién realizó las gestiones para agilizar los resultados de las pruebas y de Sandra Villarreal, Defensora del Pueblo Zonal 1, que realizó el acompañamiento.

Tras días de espera el lunes (04 de marzo de 2019) los resultados llegaron, así lo confirmó Yar, las pruebas dieron positivo, afirmó el diplomado que explicó también que las pruebas se realizaron en Cali, él gestionó las articulaciones con las entidades en Colombia para que agilicen los trámites que confirmaron lo que los familiares ya sabían.

En los exámenes consta que se trató de un homicidio, pero será la Fiscalía la que continúe con las investigaciones para determinar cuándo y cómo murió el uniformado.

El cuerpo del militar llegó a territorio ecuatoriano vía aérea. Wilson Illaquiche era oriundo de Valencia en la provincia de Los Ríos en donde fue sepultado.

Indignación

La falta de apoyo por parte de las autoridades ecuatorianas dificultó que se agilice primero la búsqueda y luego la repatriación del cuerpo porque pese a que pasaron más de 10 días desde que se realizaron las pruebas de ADN los resultados no llegaban y sin resultados no se podía empezar los trámites correspondientes, dijeron los familiares.

Para Viviana, las preguntas siguen sin respuesta. Cuestiona por qué las autoridades ecuatorianas no agilizaron los procesos al igual que lo hicieron con los otros ecuatorianos que en diferentes circunstancias se encontraron en territorio colombiano (periodistas y civiles).

“Por qué no gestionaron en el lado colombiano si son autoridades, ya hubo anteriormente la misma situación, por qué no ir o comunicarse con ellos (autoridades colombianas) y decirles que se desapareció esta persona. Con estas características y si no lo iban a hacer debían comunicarse con la familia, y no decir estamos coordinando o vamos a coordinar”, dijo.

Así nos tuvieron meses y meses, mientras el cadáver estaba ahí desde julio, agregó Viviana. Los trámites, la ayuda del cónsul y las gestiones desde la Defensoría del Pueblo permitieron que se conozca que el cotejamiento ADN coindice con el militar.

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