El regreso a clases alegra a los vendedores informales de Portoviejo por el aumento de ingresos por las ventas.
Humberto Soledispa recorre el colegio Portoviejo, Cristo Rey, el jardín Corina Parrales, entre otros establecimientos. Ofrece una refrescante avena a padres de familia, docentes y estudiantes al finalizar la jornada educativa.
«Cuando están los chicos de vacaciones toca recorrer más la ciudad, pero aún así las ventas bajan un 30% y toca aguantar», confiesa.
La compra de útiles y uniformes genera más movimiento de personas en las calles de la capital manabita, indica
Mabil Convosa dice que vende helados casi desde que nació. Entre su recorrido se encuentran las escuelas 18 de Octubre y Julia Navarrete, en el sector del hospital Verdi Cevallos Balda.
Con 35 años de experiencia en el negocio Convosa indica que sin clases llega a ganar entre 15 o 20 dólares diarios, con el ingreso de los alumnos sube el monto a $25 o $30.
Jessenia Cedeño, madre de dos estudiantes de la escuela 18 de Octubre, prefiere enviar el refrigerio a sus hijas a diario y así evitar que compren «chucherías a la salida». «Después llegan a la casa y no quieren almorzar», indica.
Caramelos, mangos, granizados, donas o jugos, son varios de los productos que se ofrecen fuera de las unidades educativas.
Be the first to comment