MANABÍ | En La Manga del Cura comuneros combaten la contaminación contra los ríos

El recurso hídrico de la Manga del Cura es protegido por los comuneros de la zona. Sus aguas ayudan a 138 comunidades ubicadas en el cantón manabita de El Carmen.

Los ríos El Salto del Armadillo y El Pintado se caracterizan porque tienen dos cascadas conocidas con el mismo nombre. Los pobladores, en su mayoría montuvios, tienen más de 20 años de protegerlos de la contaminación.

Calixto Zambrano es uno de ellos. Él señala que su familia tiene una propiedad a orillas del río. Cuando era niño no estaba entre su preocupaciones la preservación ambiental. Pero hace 20 años su vida cambió: el río El Pintado fue contaminado y una gran mancha negra cubrió sus aguas.

Solo bastó un par de horas para empezar a observar cómo los peces se morían. Él sintió que sus recuerdos de la infancia estaban en riesgo de desaparecer. Por eso junto a unos vecinos decidieron alquilar un bus y viajar a Portoviejo para solicitarle a las autoridades que salvaran el afluente.

Los técnicos del Ministerio de Ambiente lograron remediar la situación. Desde entonces, Zambrano se ha dedicado a evitar la contaminación. Hace cuatro años le abrió las puertas a los turistas para que conozcan ese recurso hídrico de la provincia de Manabí.

Pero hay normas claras. No se puede arrojar basura, utilizar químicos (jabones y bloqueadores solares) en el río ni hacer pesca deportiva. Cada turista paga USD 0,50 por ingresar. Ese recurso se utiliza para comprar semillas nativas y reforestar.

Al menos 80 plantas ya se han sembrado. La caña agria, o conocida por los montuvios como caña manabita, ya ocupa un espacio de más de 300 metros a pocos pasos del río. Esta planta ayuda a que el terreno esté húmedo constantemente porque absorbe y almacena agua en el tronco.

Según la cosmovisión montuvia, la caña da seguridad y protección a la familia porque proporciona el agua que es vital para sobrevivir y la madera para la construcción. Otra planta endémica con la que han reforestado es la paja toquilla, utilizada para hacer sombreros.

En la comunidad sirve para construir los techos de las viviendas de madera y elaborar adornos y muebles para el hogar. Zambrano las sembró para recuperar la identidad manabita de la zona.

Eso debido a que estos territorios tardaron en definir su pertenencia a Guayas o Manabí hasta el 2015, que en las urnas escogieron a ser ‘manabitas de cepa’, como se identifican los moradores.

El río y la cascada El Salto del Armadillo también es protegido por cuatro familias de la zona. Ellos también se dedican al turismo comunitario. Además de preservar el afluente, también tratan de repoblar los bosques nativos. Han logrado recuperar al menos tres hectáreas que eran pastizales y cultivos de plátano.

Ahí sembraron árboles frutales (naranja, mango, mandarina), medicinales y maderables, hace siete años. Hace dos años, estas plantas crecieron y han llamado la atención de aves, que llegan en busca de alimentos.

Incluso hay dos loras, que viven en uno de los árboles desde hace unos meses. Incluso se han acostumbrado a las personas y las acompañan en sus excursiones por los senderos.

También se encuentran animales como armadillos, que es el animal más tradicional de al menos 30 comunidades montuvias de la zona. (El Comercio)

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