Manabí es una de las provincias donde hay más moteles

Según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censo (INEC), con corte en 2017, Guayas concentra la mayor cantidad de moteles en el país. Estos datos revelan que cerca del 60% de estos locales de Ecuador se concentran en cuatro provincias: Guayas (18%), Tungurahua (16%), Pichincha (15,6%) y Manabí (8,4%).

Porqué existen los moteles y cuál es su carga emocional

“En un pequeño motel donde no existe el reloj” es uno de los hits más sonados del cantante colombiano Gali Galiano. Es que justo faltando un día para San Valentín, muchas parejas tienden a hacerle honor a esa canción: yéndose a ‘motelear’.

Pero en todo este asunto hay algo que considerar: ¿Por qué ir a un motel resulta todo un misterio? Primero que todo, la psicóloga clínica Alicia Gilces explica que si es la primera vez que vas a visitar un motel, debes saber que ese lugar es un hotel de paso en el que por tiempo limitado puedes disponer de un espacio creado específicamente para reavivar la pasión con tu pareja, hacer uso de una serie de mobiliario sexual, disfrutar de comer y beber. “Todo esto, en un ambiente de comodidad, seguridad y confidencialidad”, dice la psicóloga.

Gilces, además, menciona que el motel puede ser “considerado una aberración” porque supuestamente es un lugar para ‘pecadores’. “La gente crea un estereotipo errado de los moteles solo porque es un lugar donde, de hecho, hay sexo y miles de juegos eróticos para salir del proceso monótono diario”, explica.

La psicóloga lanza una pregunta: “¿A quién no le gusta darse una pequeña escapada con su pareja?”. La respuesta que ella misma da es que en ese lugar la pareja puede crear el ambiente correcto para estar a solas por un rato. “Ir a un hotel con tu novio tiene bastantes ventajas, aunque también debes tomar algunas precauciones”, dice.

Las parejas que van a los moteles, dice, no necesariamente lo hacen porque no tengan un lugar para hacer el amor con su pareja, sino que es justo dentro de este ambiente de privacidad donde pueden echar a volar su imaginación y creatividad y comportarse como en ningún otro lugar lo harían.

EXTRA consultó vía telefónica a Martín González, propietario de un motel en la ciudadela Quisquís, note de Guayaquil. El dueño del sitio en donde las parejas ‘babean’ de amor cuenta que la mayor parte de la clientela es de personas infieles.

“Aquí viene de todo. Los que más consumen los servicios del motel son los infieles. ¿Por qué? El motel es un lugar discreto donde todos vienen a cumplir y hacer realidad sus fantasías sexuales”, dice.

Es más, González menciona que se ha asociado al motel con la idea de que son sitios de encuentros clandestinos para amantes furtivos. Sin embargo, esa idea no es completamente cierta. “Muchas parejas que deciden no continuar con lo tradicional, optan cada vez más por utilizar los moteles como un gran método para reavivar la pasión”, recalca.

La vergüenza en la entrada y salida del motel

Pero no todo es color de rosa. Lo duro no está en la entra; si no en la salida del motel. “Los casos que más se dan aquí en el motel es que los hombres casi no se les ve vergüenza ni miedo. Las mujeres, por el contrario, sí demuestran como que están haciendo algo malo que ni siquiera hablan”, cuenta González.

Ahí es donde la psicóloga Gilces afirma que el hecho de taparse saliendo de un motel es sinónimo de culpabilidad. ¿La razón? Ella sostiene que este comportamiento obedece a que “la mujer se siente menospreciada al ser considerada que es la otra y no la oficial”.

“Hay mujeres que salen tapadas y otras que se van con la frente en alta de la mano de su pareja”, dice. Además, la experta en psicología afirma que otra de las causas por que sienten “pena” está relacionada al coito.

“Cuando las mujeres llegan al orgasmo sus sentidos se sensibilizan, haciendo que todo su ser entre en reflexión; entonces si acaba de cometer un acto de fornicación va a pensar en ese momento hasta que estar lejos del lugar. Por eso razón se tapan, porque no quieren que nadie las vea”, comenta.

La razón más tradicional es que se sienten mal que la vean salir del motel porque se sobreentiende que fue a ‘matar las ganas’ con su pareja. “Esto pasa. Pero aquí la vergüenza está dada bajo el lugar donde se cometió el ‘pecado’. Porque uno puede ser infiel, incluso, en una discoteca, en carro o en todas partes”, dice.

Además, todo el espectro que involucra a un motel, en sí, es considerado un “lugar profano” por la contaminación que hay en el sitio. “La gente más religiosa es la que acusa a los moteles. Pero en mi experiencia como dueño de uno puedo decir que son los que más consumen de los placeres de la carne”, sostiene.

Cómo es la situación en San Valentín

González asegura que los servicios de piezas se multiplican por la demanda de parejas que quieren pasar un rato de placer. “Seré un poco divulgador: han venido las mismas parejas más de dos veces. Incluso, ha habido mujeres que llegan con hombres diferentes”, revela.

El propietario menciona también que por los descuentos y variedades que se ofrece en ese día llegan muchos clientes. “La gente sabe que el 14 de febrero van a encontrar algo especial”, dice.

Aunque no se tiene una estadística consolidada de cuántas parejas asisten a estos sitios, González dice que durante estos días espera la visita de unas 100 parejas al día.

Además, para ser más discretos, en caso de que no cuenten con transporte, algunos moteles tienen servicio de taxis ejecutivos que les pueden recomendar.

“Hacer realidad sus fantasías, gritar sin limitarse a que alguien los escuche, quedarse un rato acostados con su pareja sin sentir esa presión de que ‘vaya a llegar alguien’ no hace daño a nadie si al final no sientes remordimiento”, finaliza Gilces. (Extra)

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