San Plácido es una parroquia rural de Portoviejo, en Manabí. Es conocida por sus ríos, cascadas y por su comida tradicional montuvia manabita. Uno de los platos que más ha sobresalido en los últimos cuatro años es la tonga.
La peculiaridad de este platillo es que además de la gallina o el pollo también se utilizan otras carnes como la de pato, embutidos y mariscos como el pescado, cangrejo y camarón.
Esa particularidad motivó a sus habitantes y al Municipio de Portoviejo a crear el Festival de la Tonga, en septiembre del 2016. La idea era reactivar la economía de esa zona agrícola, que había sido afectada por el terremoto del 16 de abril.
El festival tuvo acogida de turistas de la Sierra y de otros cantones manabitas como Manta, Rocafuerte, Bolívar, entre otros. Desde entonces, se decidió realizarlo cada año en el centro poblado de la parroquia portovejense.
Además, se organizaron presentaciones artísticas y también carpas para que los emprendedores de la zona expusieran su trabajo. Este año se tiene previsto que el festival se realice este domingo desde las 10:00.
25 cocineros autóctonos de la parroquia serán los encargados de preparar al menos 2 000 tongas de pollo, gallina, longaniza y mariscos.
Unos 30 emprendedores de Portoviejo también exhibirán sus productos basados en los productos que se cosechan en la zona. Entre estos emprendimientos existen barras de chocolate, mermeladas, ají, café molido, dulces manabitas, panes, queso, yogur y otros.
Isidro Rodríguez, coordinador de Cultura y Patrimonio del Municipio de Portoviejo, señaló que este festival ha ayudado a rescatar las tradiciones gastronómicas del poblado.
No solo se han redescubierto las recetas familiares de la tonga; también de platos tradicionales como los panes de almidón, la morcilla, el caldo de gallina y otros. Estos no podían faltar en las familias montuvias. Por lo general se preparaban con la consigna de ayudar al agricultor a mantener la energía y vitalidad durante la jornada laboral, que se inicia a las 06:00 y termina a las 16:00, según el tipo de cultivo.
Rodríguez afirma que el festival se realiza cada año, porque ayuda a reactivar la economía rural. Por ejemplo, los cocineros compran los ingredientes a los productores de la zona y se utiliza con más frecuencia el transporte rural. El día del festival también aumentan las ventas en las tiendas y panaderías de San Plácido. Los pequeños emprendimientos turísticos, que se han instalado cerca de los ríos y cascadas, se reactivan con el festival.
Este año se tiene previsto que se realice un concurso gastronómico. Hasta el miércoles 4 de septiembre del 2019 ya se habían inscrito seis cocineros, considerados expertos en la gastronomía manabita.
Ellos prepararán platos típicos y un jurado calificador decidirá cuál platillo tuvo mejor sazón tradicional.
Nubia Ponce será una de las seis participantes de la Copa Culinaria. Ella es la propietaria del comedor Doña Nubia, en el sitio La Cantera de San Plácido.
La manabita señala que para dar un sabor auténtico a sus platillos son imprescindibles un horno de leña y una vasija de barro. Señala que el truco del sabor en la tonga depende de la hoja de plátano y de la forma en la que se envuelve la comida. La tonga está conformada por arroz, maduro, menestra de maní y el estofado de carne de gallina, pollo, chancho u otros acompañantes.
Durante el festival se tiene previsto presentar espectáculos para recordar la danza del montuvio y el cholo manabita, los amorfinos, coplas y la música tropical como la cumbia.
En el programa de actividades constan obras de teatro y para finalizar la orquesta Ritmo con Sabor brindará un concierto bailable.
Este año se tiene previsto que a este festival asistan al menos 2 000 personas. ?
Según la Junta Parroquial de San Plácido, además de la tonga también se prepara una infinidad de platos ancestrales, que identifican al manabita.
Por ejemplo, bola de maní, ceviche de pescado, viche, encebollado, bollos, caldo de raspado de plátano, locro de yuca, aguado, caldo y sancocho de gallina, tortillas de yuca y maíz, pan de almidón, empanadas de verde, corviche y seco de gallina. (El Comercio)