La muerte repentina de un niño de ocho años tiene de luto a una familia en Oregón, Estados Unidos. El menor, “brillante y alegre”, falleció el pasado 8 de noviembre de 2021 después de enfermarse en la escuela.
Amari King Churchwell empezó a sentirse mal desde el lunes después de llegar de su escuela, según relataron sus padres en una campaña de recolección de fondos.
Su papá, Kenneth Churchwell, lo recogió en la escuela y lo llevó a casa. Minutos más tarde, el niño se derrumbó en sus brazos.
Inmediatamente su padre lo llevó a un centro de salud. Los médicos encontraron una masa en la parte posterior del cerebro del niño. Además, tenía una hemorragia interna.
Aunque los doctores intentaron drenar para reducir la presión sobre su cerebro, Amari ya tenía una actividad cerebral limitada. Lo transfirieron al Hospital de Niños Doernbecher en Portland, sin embargo, no pudo salvarse.
“Después de mucha oración, tomografías computarizadas, consultar con tres neurólogos y agotar todas las opciones, tuvimos que enfrentar el hecho devastador de que Amari había fallecido”, dijeron.
Dawn Churchill, madre de Amari, le dijo a Fox que el niño nunca antes había presentado dolores de cabeza o algún signo de enfermedad. Cuando su padre vio al niño con los ojos en blanco, supo que algo estaba mal en su salud. Los médicos les dijeron que Amari había presentado una convulsión.
“Amari King se convirtió en uno de los ángeles de Dios en el cielo”, escribieron sus padres, quienes lo describieron como un niño inteligente, curioso, amable, feliz y que amaba a su familia y a Jesús.
Personas allegadas a la familia iniciaron una recolecta de dinero para ayudar a los papás de Amari a asumir los gastos relacionados con su deceso.
“Todos estamos absolutamente devastados por el fallecimiento de Amari, y él está arraigado para siempre en nuestros corazones”, puntualizaron. Por el momento se han recaudado 51 159 dólares con una meta inicial de 40 000