Desde octubre 2019, con el paro indígena, el sector lácteo sufrió una gran afectación porque gran parte de la producción no se distribuyó durante una de las épocas de mayor demanda nacional.
En 2020, cuando comenzaba un ciclo de gran producción, llegó la pandemia. Las industrias se quedaron con grandes ‘stocks’, pues la demanda se contrajo porque los niños dejaron de ir a las escuelas, se cerraron hoteles, restaurantes y cafeterías; y el poder adquisitivo de las personas cayó, pues hubo 500.000 desempleados.
Rodrigo Gallegos, representante del Centro de la Industria Láctea, explicó que el resultado final es una reducción de más del 30% de las ventas formales de todo el sector; sin embargo, hay actividades con más afectación como la quesera, donde la contracción es de más del 60%. Eso tiene un gran impacto porque para un kilo de queso maduro se necesitan 10 litros de leche.
Sobreproducción y esquema rígido
En los últimos dos años, la producción diaria de leche pasó de 5,5 millones de litros a 6,6. Pero ese crecimiento no se dio por un aumento de la demanda, sino porque desde el Gobierno se estableció un precio de sustentación, el cual no toma en cuenta la estructura de costos ni la realidad del mercado.
“Tenemos cerca de 270.000 productores en el país. La mayoría son pequeños y vieron como un gran incentivo un precio de más de 45 centavo por litro”, acotó Gallegos.
El problema es que ese precio sale de una fórmula donde se calcula el 52,4% del costo del litro de leche al público y se suma una serie de bonificaciones y componentes. El resultado final es que las industrias que utilizan la leche como materia prima, o que la comercializan al por mayor, no les resulta rentable.
Los pequeños productores se quedan con un montón de leche y la única opción que tienen es ir al mercado informal y el contrabando, donde con el propósito de evitar una pérdida completa, deben comerciar a precios de 20 a 22 centavos por litro.
Insostenible
Luis Alfredo Villareal, representante de pequeños ganaderos productores de leche, comentó que el costo de producción oscila entre 28 y 30 centavos, por la situación es insostenible.
Según Gallegos, las soluciones van en la línea de flexibilizar el sistema y permitir la firma de contratos, donde se lleguen a acuerdos libres entre productores e industriales sobre volúmenes de compra, condiciones de pago, calidad y precio. (La Hora)
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