Los Estados miembros de la ONU, con la gran excepción de Estados Unidos, acordaron este viernes el Pacto Mundial para la Migración, el primer intento de gestionar a escala global todo el fenómeno migratorio.
El acuerdo, que no es jurídicamente vinculante, incluye una amplia lista de compromisos por parte de los Gobiernos para abrir más vías de migración regular, proteger a los inmigrantes y cooperar en una mejor gestión de fronteras.
Tras seis rondas de negociaciones, las delegaciones aprobaron hoy por consenso el texto, que será adoptado formalmente en diciembre en una cumbre internacional en Marrakech (Marruecos).
Puestos en pie y con una gran ovación, los representantes de los Estados miembros dieron la bienvenida al documento y rindieron homenaje a los líderes de la negociación, los embajadores de México, Juan José Gómez Camacho, y de Suiza, Jürg Lauber.
Gómez Camacho destacó el carácter «histórico» del acuerdo y aseguró que presenta «una nueva visión para el mundo que queremos».
Tras un largo proceso de consultas, los países iniciaron en febrero pasado las negociaciones del texto, estructurado en torno a 23 grandes objetivos.
Entre esas metas figuran varias muy generales, como la de trabajar en el ámbito del desarrollo y la prevención de conflictos para reducir las situaciones que fuerzan a la gente a dejar su país de origen o la de mejorar las opciones de migración legal.
Pero también hay compromisos mucho más concretos, por ejemplo tratar de evitar la separación de familias -un tema polémico estos días en EE.UU-, usar la detención de migrantes únicamente como última opción u ofrecer acceso a servicios básicos a todos, sin importar su estatus migratorio.
Los Estados se comprometen también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes durante sus viajes, con misiones de búsqueda y rescate y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter «exclusivamente humanitario».
Además, los Gobiernos prometen garantizar un regreso «seguro y digno» a inmigrantes expulsados y evitar siempre el retorno forzoso para quienes se enfrentan a un «riesgo real y previsible» de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.
En las negociaciones participaron todos los Estados miembros de la ONU, aunque algunos como Hungría lo han hecho en todo momento con una postura crítica con la iniciativa.
El único país que se mantuvo totalmente al margen es Estados Unidos, que anunció su salida del proceso en diciembre pasado al considerar que el pacto es «incoherente» con las políticas migratorias del Gobierno de Donald Trump.
El presidente de la Asamblea General de la ONU, Miroslav Lajcak, recalcó hoy que el pacto no dicta ni impone nada a los Gobiernos y respeta totalmente la soberanía de los Estados en materia de inmigración, pero supone un gran paso adelante.
«Es un momento histórico y el potencial es enorme», destacó el diplomático.
El Pacto se estructura en torno a 23 grandes objetivos, en los cuales los países establecen un compromiso para la cooperación para abordar las causas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal y a salvar vidas a los migrantes en sus viajes, a grandes rasgos, mientras los países de origen deberán readmitir siempre a sus nacionales y ofrecerles documentación de identificación adecuados.
Según la ONU, la adopción oficial del documento tendrá lugar en una cumbre que se celebrará los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech.
Todos los Estados miembros de la ONU participaron en el debate para este Pacto, excepto Estados Unidos. Washington anunció su salida el pasado diciembre al considerar que este es «incoherente» con sus políticas migratorias.