533 fiestas se han realizado en Manabí durante la emergencia por el coronavirus

Unas cervezas, canciones de reggaetón y otras cervezas más. La noche parece animarse. Pero de un instante a otro todo se acaba. “Apaguen todo y vayan a las casas”, ordena un policía a los presentes. La escena transcurre en un barrio de Guayaquil, en donde el fin de semana pasado se desarrolló una fiesta clandestina.

En las imágenes divulgadas en redes sociales se observa a un grupo de jóvenes, algunos menores de edad, que se tambalean mientras se van de retirada. Este no es un caso aislado. Desde el 16 de marzo hasta el 19 de mayo, la Policía ha intervenido en 5 517 reuniones sociales en el país. Las juergas se hicieron pese al toque de queda que rige en las noches y pese al decreto presidencial 1017, que ordena la suspensión de eventos masivos, festejos y reuniones sociales hasta que termine el estado de excepción.

“El objetivo no es prohibir la diversión, sino que la gente no se contagie”, dicen los policías. Pero su intervención en este tipo de reuniones no ha sido bien recibida.

El 14 de mayo, dos policías resultaron heridos tras una riña en la comunidad de San Rafael, en Morona Santiago. El hecho ocurrió la madrugada de aquel día, cuando dos familias festejaban el Día de la Madre.

Al llegar, los uniformados fueron agredidos con machetes, sillas y palos. Los involucrados estaban bajo los efectos del alcohol.

Esmeraldas es la provincia donde más fiestas se han reportado: 1 685 eventos clandestinos. Otras reuniones se han realizado en Guayas, Manabí y Pichincha.

El lunes 18 de mayo del 2020 por la tarde en el barrio La Ferroviaria, en Quito, hubo una celebración familiar con 40 personas. Diana recuerda que sus parientes consumían alcohol y escuchaban música. Luego se produjo una pelea y un familiar fue herido con un cuchillo. La trifulca se acabó cuando los agentes llegaron. El herido fue trasladado a un centro de salud y el resto de parientes volvió a sus casas.

En Calderón, al norte de la capital, se produjo otra gran fiesta el 18 de abril. 45 personas asistieron a un cumpleaños. En la madrugada, cuando todos ya estaban borrachos, dos personas protagonizaron una riña. Una de ellas hirió a la otra con un machete. La Policía llegó por quejas de los vecinos, que se despertaron con el alboroto.

Fausto Salinas, comandante de la Policía de Quito, indicó que los asistentes incurren en varios delitos cuando intervienen los uniformados. Por ejemplo, se ha detenido a personas por irrespetar el toque de queda o por atacar y golpear a los agentes, por hacer escándalo en espacios públicos, por causar lesiones o no usar mascarillas en la calle. También hay otros casos en que la presencia policial hace que las personas se retiren voluntariamente de la celebración y no se produzcan detenciones.

El 17 de abril, en la ciudad de Esmeraldas, los moradores de un barrio llamaron a la Policía porque un grupo de personas había salido a la vía pública para tomar y bailar.

Al llegar, los uniformados encontraron parlantes, sillas y jabas de cerveza en plena calle. La gente bailaba reggaetón, sin ninguna distancia social ni mascarillas.

Durante la crisis sanitaria, los investigadores han determinado que a través de redes sociales también se promocionan fiestas pagadas para jóvenes. En Machala, el pasado 21 de marzo se organizó un baile clandestino denominado ‘coronavirus party’. Esta ‘farra’ fue difundida por Facebook. El costo de entrada era USD 3 y si acudían con mascarilla era USD 2. (El Comercio)

 

 

 

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