Cinco menores asesinados y dos heridos, las víctimas colaterales de ataques violentos en Guayas y Manabí

Los rastros de sangre en la vereda y bordillo eran evidentes hasta la mañana de ayer. Afuera de una vivienda ubicada en el sector Voluntad de Dios, norte de Guayaquil, una mujer y sus dos sobrinos (niño y niña) menores de edad fueron atacados por hombres que se movilizaban en una motocicleta la noche del miércoles.

El niño, de 5 años, recibió un impacto de bala en la cabeza y aunque fue trasladado al hospital Francisco de Ycaza Bustamante, poco antes de la medianoche los médicos comprobaron su deceso. La niña de 13 años, prima del fallecido, se mantenía hasta la tarde de ayer en esa casa de salud con pronóstico reservado.

Según versiones preliminares, el ataque estaba dirigido a la mujer, de 41 años, que tiene un negocio de comida. Ella también fue herida, pero las balas no comprometieron órganos vitales y se mantenía estable hasta ayer en el hospital Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

Giovanny Naranjo, jefe policial del distrito Florida, mencionó que la mujer se dedicaba supuestamente al expendio de drogas y el lugar servía como fachada para ese delito.

De ahí que los dos menores son víctimas colaterales, situación que en el último trimestre del año se ha dado en Guayaquil y en otras localidades del país como el cantón Santa Ana, en Manabí.

Niños muertos o heridos en medio de balaceras causan preocupación entre la ciudadanía. Los ataques se han registrado durante el estado de excepción vigente en las provincias de El Oro, Guayas, Santa Elena, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Pichincha y Sucumbíos.

En esta semana, el martes 14, un niño de 12 años fue asesinado en Posorja, parroquia rural de Guayaquil, en el barrio Quito. La víctima estaba sentada en la acera jugando con su celular cerca de un grupo de personas.

Dos motorizados llegaron a dispararles y durante el incidente el menor recibió un impacto de bala a la altura del cuello. Aunque el niño avanzó unos pocos metros cayó desmayado y murió en el sitio.

En Posorja los habitantes contaron que allí hay una disputa de territorio para el tráfico de drogas entre las bandas Los Choneros y Los Tiguerones.

Solo en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) en lo que va del año hay más de 620 muertes violentas, más del doble de crímenes registrados durante el 2020.

En otro ataque registrado la noche del 25 de noviembre, en el Guasmo sur, un menor de 10 años fue herido de bala en medio de una persecución policial, mientras caminaba con su madre por la cooperativa Juan Péndola.

La madre del niño contó que debieron apartarse para no ser arrollados por una camioneta blanca que era perseguida por dos policías armados.

Al menor de edad primero lo llevaron al Hospital del Guasmo, luego fue trasladado al Francisco de Ycaza Bustamante, donde se determinó que la bala le rozó el glúteo.

Ese mismo día, en el cantón Santa Ana, provincia de Manabí, otro menor, de 8 años, corrió con menos suerte y murió al recibir varios impactos de bala en el interior de un vehículo. Durante el ataque, una persona adulta que se trasladaba con el niño resultó herida.

El domingo 7 de noviembre, un niño fue asesinado junto con su padre en el sector de Mucho Lote. Las víctimas se transportaban en un automóvil cuando fueron atacadas a balazos por hombres a bordo de una moto.

Según la Policía, el hombre no registraba antecedentes penales, era panadero. En el automóvil iba también la esposa del conductor y madre del menor de edad, quien resultó ilesa.

Un niño de 11 años falleció el 17 de octubre al ser impactado con proyectiles en un cruce de balas entre un policía y antisociales que ingresaron a robar en una heladería ubicada en el barrio del Centenario, sur de Guayaquil.

A fines de noviembre, la Policía aprehendió a un hombre implicado en este crimen que causó conmoción en el Puerto Principal y en el país. (El Universo)

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