El mundo deportivo se asombra y respeta al ciclista ecuatoriano Richard Carapaz

Los ojos del mundo deportivo observan con asombro y respeto al ciclista ecuatoriano Richard Carapaz, cuarto en el Giro de Italia, y cuya carrera internacional se disparó desde 2016 cuando se incorporó al poderoso Movistar Team (tiene en sus filas al estelar colombiano Nairo Quintana, segundo del Tour de Francia en 2013 y 2015 y subcampeón del Giro de Italia en 2017), “tras foguearse en Lizarte, conjunto satélite de la formación navarra”, aclara el diario Marca, de Madrid.

En abril pasado, el carchense anunció de lo que es capaz al ganar la Vuelta a Asturias y Marca tituló: ‘Carapaz, la estrella que viene’. “Nos demostró muy rápido su talento. Teníamos puestas muchas esperanzas en él”, comentó al rotativo Juanjo Oroz, su mentor en el conjunto rosado Lizarte.

Y cuando hace ocho días el tricolor estremeció al planeta al adueñarse de la octava etapa del Giro de Italia, Marca rehizo su encabezado: ‘Carapaz, ha nacido una estrella’. Y reseñó que “era solo cuestión de tiempo. En 2017 se empezó a hablar cada vez más de este joven corredor que había desembarcado en el Movistar Team. Las referencias eran impresionantes. Un escalador de los de siempre, pero que venía desde un país donde no suelen salir grandes estrellas a nivel mundial. Pero algún día tenía que suceder y Carapaz ya es un hecho. Por fin alzó la voz a nivel mundial”.

A la paternidad del éxito de Carapaz se une también Colombia, país con una larga tradición como productor de brillantes pedalistas. El periódico El Espectador, de Bogotá, le atribuye al entrenador Luis Alfonso Cely haber hallado a quien los medios españoles consideran “la última gran joya del equipo” telefónico.

El diario dice que “el actual entrenador del equipo Strongman encontró a Carapaz, el ecuatoriano que es la gran revelación del Giro, por recomendación de uno de sus masajistas. Lo reclutó muy joven y lo transformó en un ciclista de élite, un hombre que con apenas 24 años se codea con los mejores pedalistas del mundo”.

La nota firmada por Andrés Montes Alba relata que cuando Cely dirigía “al equipo GW Shimano conoció a Carapaz. Estaba confeccionando la nómina y uno de sus masajistas, el Pollo de Finca, se lo recomendó, al igual que a otro ecuatoriano, Jonathan Caicedo”.

Cely relata: “A Carapaz lo conocí en la Vuelta a Guatemala 2013. Nosotros hicimos el podio completo y él fue noveno y mejor joven. Ese mismo año el ecuatoriano fue campeón panamericano sub-23”.

Según cuenta El Espectador, “entonces Cely trajo a Carapaz a Colombia y le impuso como reto ganar la Vuelta de la Juventud. Lo prepararon para eso con una concentración de ocho semanas en una finca de la que dispone el equipo en Tenjo (Cundinamarca). En ese tiempo, Carapaz corrió dos clásicas, las de Anapoima y Funza”.

Sobre el trabajo que se hizo con el carchense se cuenta que “en las semanas previas, Cely planificó entrenamientos de seis y siete horas. Corrieron entre La Vega y el alto de la Mona, también fueron al alto del Vino, Canoas, el Boquerón y el alto de Romeral (3.293 metros sobre el nivel del mar)”.

Y sobre la meta que le fijaron al llegar al país norteño: “Carapaz ganó la Vuelta de la Juventud de 2015 y logró que varios equipos internacionales pusieran sus ojos en él. En 2016 fue contratado por el Movistar Team, con el que ganó la Vuelta a Navarra. Este año arrancó con pie derecho al coronarse campeón de la Vuelta a Asturias”.

Al final, el periódico bogotano enfatiza que “uno de los más grandes logros de Cely –exciclista, conocido en su país como el entrenador ‘que hace que nazcan flores del pantano’–, aunque lo disfruta a la distancia, fue descubrir a Richard Carapaz. En las carreteras colombianas, Cely disfruta de los éxitos de su pupilo y señala: ‘Espero seguir sacando nuevas figuras, pero para nuestro país’. Aunque Carapaz es un ecuatoriano hecho en Colombia”. (El Universo)

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