Hay que extremar el confinamiento y ser brutalmente honestos con la información

A un mes de que se reconociera oficialmente el primer caso de COVID-19 en Ecuador, las estadísticas de contagios y muertes por coronavirus van en aumento, sin indicios de que la tendencia vaya a retroceder –especialmente en Guayaquil, donde el sistema de salud está colapsado–, a pesar de los anuncios del Gobierno para frenar la pandemia.

Habrá más muertos; el virus va por delante de las decisiones y se requieren medidas más radicales y transparentes, sostienen especialistas consultados por este Diario.

Para Marcelo Castillo, especialista en terapia intensiva, si bien ningún gobierno ha estado preparado, aquí “se han tomado medidas estrictas solo cuando el caos ya estaba reinando”. Ahora, dice, se debe radicalizar la cuarentena no solo por el COVID-19, sino por otras enfermedades crónicas (diabetes, cáncer, etc.) que al ser atendidas pueden saturar los hospitales.

En su criterio, la situación se ha desbordado tanto en Guayaquil que la toma de pruebas no necesariamente revertirá las cifras, pues hay muchos contagiados que, sin saberlo, siguen en las calles. “La gente se está muriendo aun con pruebas negativas o antes de llegar a hacérselas”, dice e insiste en extremar el confinamiento.

José Sánchez, infectólogo y docente de Microbiología de la Universidad UTE, sostiene que en el resto del país la estrategia de Corea del Sur sería un buen modelo: aislamiento, la búsqueda activa de casos y masificación de pruebas rápidas, aunque admite que en Guayaquil “ya es un poco tarde para eso” y se deben tomar medidas de aislamiento para evitar otros brotes infecciosos, como el dengue, y trabajar en el nivel de atención primaria (centros de salud cercanos a las casas). “No es posible que los pacientes lleguen al hospital en el balde de la camioneta. Los médicos del barrio deben ayudar”.

Rodrigo Henríquez, epidemiólogo de la UDLA, subraya que, sobre todo en Guayas, la cuarentena debe extenderse, por lo menos hasta mediados de abril y que se utilice a la fuerza pública para evitar que se rompa el cerco, y que se recurra a una toma masiva de pruebas rápidas. “Eso significará puntos móviles, trabajar con líderes barriales…; no podemos esperar a que todo lo hagan las autoridades de salud”.

Agrega que el tema logístico es clave y debe ser reforzado en los planes de contingencia. “Mucha gente no puede guardar cuarentena porque necesita salir para comer, pero se debe ver la forma de proveerle de víveres.

En ese sentido, aunque hay iniciativas muy válidas, las decisiones han sido tibias. Hay que buscar estrategias para llegar a la gente más pobre”.

Los tres especialistas en salud pública –que forman parte de colectivos de profesionales que analizan la situación actual– coinciden en la necesidad de reformular la política de información, con el fin de que se garantice transparencia y se establezca mayor confianza entre la población y los gobiernos central y locales.

“En situaciones como estas, la estrategia debe ser de transparencia brutal; es decir, ser brutalmente honestos. Nadie exige perfección y sabemos que hay un escenario de incertidumbre, que no se han detectado todos los casos, pero si somos brutalmente honestos, la gente va a tener mayor confianza y colaborará de mejor manera”, sostiene Henríquez.

Castillo señala que “al virus faltó tenerle respeto y miedo, tanto por parte del Gobierno como de la población. Se intentó algo, pero falta informar mejor. Es un error tratar a las masas como tontas; hay que decirles las cosas como son”.

Entre los periodistas también hay malestar, pues las ruedas de prensa virtuales del Gobierno no responden a las inquietudes y consultas que llegan a las redacciones. (El Universo)

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