La silla manteña convertida en iconografía de los manabitas

La silla en forma de U, también conocida como silla de la cultura Manteña, la que se asentó en gran parte del territorio de la provincia de Manabí, pasó de ser una realidad histórica ancestral a una marca para sus habitantes.

Esta iconografía se la puede observar desde las fachadas en edificios del puerto manabita, hasta como elemento central en comparsas, trajes tradicionales, desfiles y presentaciones artísticas.

Este fue un elemento clave de la jerarquía, que además fue conocido como silla manteña de piedra. Estas esculturas medían hasta 96 centímetros de alto.

Eran talladas en una sola pieza de piedra. Todas insinúan en su parte superior una especie de forma U soportada por una base donde por lo general se ha representado un hombre con tocado y adornos o un animal.

En Manta es muy común observar este elemento iconográfico desde el centro de la urbe hacia la zona de expansión urbana.

El historiador mantense José Elías Sánchez Ramos afirma que la silla en forma de U, no solo es parte de la identidad de Manta y la provincia, sino que se ha configurado, con el pasar de los años, en una especie de marca iconográfica.

Sánchez dice que hay estudios profundos sobre el uso que se le ha dado a su forma que hasta se convirtió en la inspiración para el trofeo del Challenger de tenis que se jugaba en el Umiña Tenis Club del puerto manabita.

“Los manabitas nos sentíamos orgullosos cuando los tenistas que ganaban el torneo alzaban el trofeo donde la iconografía con la U de la silla se erigía hacia el cielo. Era la recompensa al esfuerzo deportivo que concluía con la entrega del trofeo. La silla de este trofeo era de madera, no como su original de piedra”.

A juicio de Sánchez, desde que el arqueólogo estadounidense Marshall Saville, en el siglo XX, entre 1906-1910, descubrió en una investigación en Manabí, en el cerro Hojas Jaboncillo, varias sillas manteñas, este elemento se hizo más conocido, dentro y fuera de Manabí.

Para Ana Arias, catedrática en marketing de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), la iconografía en forma de U sin duda es y ha sido motivo de estudio, especialmente por los publicistas contemporáneos. Sugiere que debería ser reconocida como marca ciudad y, además, de Manabí.

Los turistas tienen su lectura sobre esta silla. Hay una réplica construida al ingreso de la playa El Murciélago, suroeste de Manta.

Malena Rodríguez, en días anteriores, le tomaba una foto a su pequeña hija sentada en la silla en forma de U. “Es pintoresca, aquí se respira historia; sin duda aquí está el legado de nuestros antepasados: la cultura manteña”.

Cornelio Hermosa, turista quiteño que estuvo de paso por Manta, asegura que tener diseminada por la ciudad -al menos en la zona turística- esta clase de símbolos ancestrales, dice mucho sobre cómo se promueve la historia de esta cultura manabita.

Hay centros comerciales donde también se utiliza la iconografía de la cultura manteña. Por ejemplo, a un lado de la avenida Cuatro de Noviembre, fue ubicada una silla. Fue trabajada en metal y tiene diversos motivos, como peces con forma humana. Se añadieron siluetas del cuerpo humano. Aquello hace que esta silla en particular, pintada de celeste y blanco, sea un elemento moderno que refleja cómo los artistas van mirando a la silla manteña de acuerdo a la actualidad.

Esta silla es muy fotografiada por turistas. Además, se exhiben en museos de Francia, Alemania, Bélgica, EE.UU, Suiza, Italia, Argentina, Chile y España.

Las canteras

Para extraer la piedra con que se elaboraban las sillas en forma de U, el trabajo se concentraba en la zona conocida en la actualidad como Picoazá. En ese lugar aún se extraen rocas, pero para la construcción.

Las herramientas

Las hachas fueron las herramientas que utilizaron los escultores de la cultura manteña para dar forma a las sillas en forma de U. Eran grandes bloques de roca negra que estaban en las partes altas.

Réplicas

Se las elaboran en zonas como el pueblo La  Pila, de Montecristi. Ahí los artesanos han heredado las habilidades de sus antepasados para trabajar el barro y la roca (El Telégrafo)

 

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