Las mujeres son mejores pagadoras, aún así reciben menos créditos de la banca

A pesar de la creciente presencia de mujeres en la economía mundial, la brecha de género aún existe en sectores como el financiero. En Ecuador alcanza el 18%.

En América Latina la brecha de género en la banca es de 6%, y en Ecuador se triplica. Según el Global Findex, alcanza el 18%.

“A las mujeres nos han inculcado que no somos buenas para las finanzas, que debe ser el hombre quien maneje el tema económico. Pero, los datos demuestran que las mujeres son mejores pagadoras“, dice Rebecca Ruf, vicepresidenta ejecutiva de la Alianza Financiera para las Mujeres.

En Ecuador el 31% de las mujeres no accede a crédito formal. Y esa situación se agrava en el área rural, donde los préstamos llegan apenas el 14,4%, según el Banco Central (BCE).

Pero, la brecha existente no responde al comportamiento financiero de las mujeres, sino a sesgos culturales y sociales.

“Las mujeres no solicitan los montos adecuados por desconfianza en ellas. Creen que no podrán pagar los préstamos. Pero, los datos demuestran que las mujeres tienen mayor probabilidad de invertir en productos y servicios que aumentan el bienestar y la productividad de sus familias, como educación, bienes de consumo duraderos y ahorros” sostiene Ruf.

El papel de la banca

Según el banco Goldman Sachs, el 70% de las pequeñas y medianas empresas que son propiedad de mujeres no están atendidas en términos de acceso al crédito, lo que equivale a una brecha crediticia de USD 285.000 millones.

“Cerrar esta brecha crediticia en los países en desarrollo podrían aumentar el Producto Interno Bruto per cápita en un 12% para 2030?, sostiene Goldman Sachs.

La inclusión financiera femenina es una de las 10 “zonas de impacto” que actualmente impiden que el mundo en desarrollo logre la paridad de género laboral y económica, afirma el Instituto Global McKinsey.

Para lograr un sistema financiero inclusivo existen algunos puntos que la banca debe tomar en cuenta:

El primero es la educación financiera. Las mujeres están subatendidas en la banca, tienen un acceso básico, pero no cuentan con la información y los productos adecuados.

Un ejemplo de buenas prácticas en este ámbito es el Banco Itaú, de Brasil, que tiene una plataforma digital a través de la cual las mujeres reciben capacitaciones sobre finanzas y empresas.

El segundo aspecto en que se debe trabajar es la independencia económica. La brecha laboral y las limitaciones legales y culturales hacen que las mujeres en países en vías de desarrollo tengan 20% menos de probabilidades de tener una cuenta formal que los hombres, según el Banco Mundial.

Además, muchas mujeres tienen acceso a una cuenta formal solo a través de cuentas conjuntas con miembros de su familia, lo que puede significar que tienen un control limitado o nulo de los activos.

El tercer punto es la atención a las necesidades de las mujeres. Este segmento de la población tiene una doble carga: el trabajo y la familia. Por eso, los servicios y los productos de la banca deben abordar esa realidad.

Un ejemplo en este aspecto es el Banco BHD León, de República Dominicana, que tiene su programa Mujer Mujer, a través del cual dan soluciones financieras que responden al momento de la vida en que se encuentra cada mujer, por ejemplo la maternidad.

Otros aspectos que la banca debe abordar son “la creación de redes de contacto y la exposición de modelos que inspiren a otras mujeres”, dice la vicepresidenta ejecutiva de la Alianza Financiera para las Mujeres. Al crear iniciativas financieras para las mujeres también se está tomando en cuenta a los hombres, porque su desarrollo es el desarrollo de todos. Si queremos inclusión tenemos que asegurar que las mujeres no se queden atrás“, concluye Ruf.

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