Los globos aerostáticos se pueden disfrutar en Ambato

Desde las alturas en la sierra central ecuatoriana es posible tener una vista diferente de esta zona del país, con un paseo en globo aerostático. A 20 minutos de la ciudad de Ambato, cerca de la comunidad de Tisaleo, se puede divisar un paisaje singular, con los volcanes Tungurahua, Cotopaxi, el Cayambe y los nevados Ilinizas.

Con el sol de las 06:00 en punto de la mañana, un equipo de Andes pudo vivir esta experiencia, que comienza con el desempaque del grandioso juguete. Un globo aerostático, adquirido por la empresa GLOAPSA, se empieza a ensamblar para brindar una de las más grandes experiencias de vuelo libre. La vela principal, o globo, tiene una altura de 22 metros, aunque este es el más pequeño del mercado. Ricardo Fuelpaz se encarga de dejar todo a punto con las seguridades debidas para emprender el vuelo.

Las pruebas de los fogonazos, previo al ensamblaje de la vela principal son esenciales para asegurar un vuelo sin contratiempos. La canasta soporta hasta tres personas incluyendo al operador. Junto con los pasajeros se encuentran los tanques de gas industriales que aparte de proporcionar el fuego necesario para la elevación, también mantiene el equilibrio del peso con el globo. Ricardo fue instruido y entrenado por un operador oriundo de España, quien se aseguró de que el globo cuente con un piloto entrenado en toda la experticia aeronáutica.

El proceso de inflar el globo toma entre 20 y 25 minutos y es demorado ya que se lo hace con aire frío; luego de extender la vela en el piso, se sueltan amarras que permiten el paso de aire sección por sección del globo. Los colores se encienden con el sol, entregando postales tan maravillosas como la de estar dentro del globo durante el ensamblaje. Es notoria la escala humana para imaginar la magnitud y tamaño de esta ‘aeronave’.

Llegó el momento de calentar el aire dentro de la vela principal. Tomó un par de fogonazos para que la canasta empezara a desprenderse del suelo y empezar tan maravilloso viaje. El globo puede operar únicamente bajo condiciones benéficas para el mismo por lo que no debe existir presencia de viento hasta máximo los 10kn/h, por eso las primeras horas de la mañana son las más propicias para levantar vuelo.

La canasta gira y Ricardo empieza a disparar llamaradas de fuego dentro del globo, con un sonido impresionante. Se siente la velocidad en el ascenso, una sensación sobrecogedora que emociona y dispara la adrenalina. Con la ayuda de un altímetro se controla el ascenso, la máxima altura a la que han llegado son los 13.000 pies.  Conforme se sube, se empieza a notar cómo el horizonte cambia y deja de ser el que se observa desde Tierra.

Cuando se sobrepasan los 50 metros de altura, el paisaje borra el miedo de un plumazo. El callejón andino en su magnificencia, permite ver los colosos más de cerca y el verde de los sembríos sobresale, con las sombras en las quebradas y la neblina de los bosques cercanos.

La maravilla del paisaje andino se vuelve prácticamente tangible desde el aire, a una altura privilegiada; con la mejor de las suertes en el día más cristalino, se puede apreciar cómo las montañas abrazan carreteras enteras y vigilan ciudades.El globo aerostático de GLOAPSA, colorido como es, surcó los cielos ambateños ante los ojos de asombro de quienes lo veían elevarse.

En el descenso, sin dudas, la logística debía moverse de una manera muy ágil para poder sujetar el gigante globo. De todas maneras es un proceso de lo más tranquilo. La experiencia que ofrece GLOAPSA y su fundador Christian Gonzáles es tan gratificante y pacífica que se vuelve inolvidable. “Como visionario y desde niño con el sueño de tocar el cielo con las manos nació esta ilusión de volar. Me llamaba mucho como las cometas, los globos de papel, en fin todo aquello que permitía estar junto a las aves”, comentó.

Según datos históricos, las primeras ascensiones universalmente admitidas fueron llevadas a cabo por los hermanos Montgolfier. Joseph y Étienne, a quienes se les atribuyen los primeros experimentos con globos en el mundo, hacia 1782; pero fue hasta un año después que hicieron realidad su sueño. Su globo no fue tripulado y alcanzó unos 1.830 metros de altura.

Desde Ecuador en un globo la vida se ve desde otro ángulo y los paisajes se tornan imborrables de la retina. (Andes)

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