Los vuelos aterrizan con el estatus de chárter. No son aviones de aerolíneas comerciales, sino de compañías renteras. Una parte de ellos viene desde Texas (Estados Unidos). Ahora también desde Panamá.
Este año están llegando con más frecuencia. Son los vuelos que traen a los ecuatorianos que son deportados.
Los migrantes son aquellos a quienes se les ha rechazado el asilo o han sido atrapados ilegalmente en territorio estadounidense.
Durante las últimas semanas, este Diario ha recopilado historias de ecuatorianos que han llegado en esos vuelos.
Estos son 10 datos que se desprenden de esos periplos peligrosos a los que decenas se están arriesgando.
La ruta
Parte de los ecuatorianos que han regresado deportados de Estados Unidos cuentan que salieron de Quito o Guayaquil con rumbo a San Salvador, en El Salvador, y luego de allí viajaron en bus o tráiler hasta llegar a la frontera entre México y Estados Unidos. Unos cuentan que les tomó 20 días llegar a la frontera entre México y Estados Unidos y cruzar a este último territorio. Otros se atreven a ir cruzando la selva del Darién, en Panamá, caminando por más de un mes.
Valores altos
Los migrantes que han sido deportados desde Panamá y Estados Unidos han contado que los valores que han pagado para intentar llegar ilegalmente a Estados Unidos oscilan entre 8.000 y 16.000 dólares.
Algunos migrantes han contado que, aunque han pautado un valor inicial, unos han tenido que, en el trayecto, cancelar más ante amenazas de los coyoteros. Unos han contado que los coyoteros los amenazan con causar daños a su familia, con secuestrarlos o entregarlos a los cárteles.
Familias enteras
Según los testimonios que ha recopilado este Diario en las últimas semanas, la mayor parte de los deportados son de ciudades de la Sierra. Las edades oscilan entre 25 y 35 años. Incluso en los vuelos han llegado padres con niños de 5 años en adelante.
Los motivos
Migrantes que han contado sus historias en estas semanas han indicado que decidieron viajar porque no hallan empleos formales en el país. Otros alegan que no pueden sostener negocios por las extorsiones.
Vuelos
Los migrantes deportados no llegan en aviones comerciales como un pasajero común. Estados Unidos los manda de regreso en vuelos chárteres. Unos llegan desde Harlingen Valley, en el valle del río Grande, en el estado de Texas. Los aviones llegan a Guayaquil, dejan a los migrantes y parten en cuestión de horas. No suelen pernoctar mucho tiempo.
Meses de encierro
Quienes han caído detenidos en la frontera con México cuentan que han permanecido encerrados hasta tres meses antes de la deportación.
Pérdida de peso
Unos migrantes que se arriesgaron a realizar el trayecto de manera ilegal indican que por esta travesía y la escasez de alimentos perdieron peso. Unos indican que han perdido entre 30 y 50 libras.
Asilo
Unos migrantes se han entregado a la migración norteamericana con el fin de obtener asilo. Algunos alegan asuntos de inseguridad en el país, como el hecho de haber sido víctimas de extorsiones o amenazas con bandas. Dentro de los vuelos de deportados hay quienes pidieron asilo pero Estados Unidos rechazó sus peticiones. Otros cuentan que no pidieron asilo, sino que los atraparon ya dentro de territorio estadounidense.
Malos tratos e insalubridad
Hay deportados que han relatado que reciben malos tratos y no hay buenas condiciones de salubridad en los centros de detención donde derivan a los migrantes ilegales. En estos días, unos han contado que les quitaron la ropa y las mochilas que llevaban. Les entregaron ropa sucia y con mal olor. Otros indican que sí han recibido las tres comidas, pero que por el encierro pierden el apetito o la noción del tiempo.
Vestido común
Los migrantes que han sido deportados llevan un vestuario similar: chompas y calentadores de color plomo. No traen maletas; solo llevan en las manos una bolsa plástica con sus pocas pertenencias, como pasaporte, celulares y documentos personales.