No resistió. Mujer murió tras sufrir serias quemaduras en explosión donde también perdió la vida su hijo

Guillermo Tipán respira hondo para no llorar al momento de dar la mala noticia que lo aqueja: su hija Juanita ha muerto. Ella fue víctima de un fogonazo en la casa donde vivía con su esposo en Puembo, parroquia del nororiente de Quito, el 9 de octubre.

Desde esa fecha, un cúmulo de desgracias la aquejaron. A más de las quemaduras en el 75 por ciento de su cuerpo, a la joven de 23 años le quitaron el útero y murió el bebé que esperaba. Y no solo eso, tuvieron que amputarle el pie derecho para intentar salvarla.

No podía hablar porque su garganta estaba carbonizada y solamente se comunicaba con la mirada. Guillermo cuenta que después de cortarle su extremidad, la salud de su hija empezó a decaer mientras permaneció en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Eugenio Espejo.

“Tenían que hacerle limpiezas bastante profundas en sus heridas. Además, su cuerpo rechazaba las transfusiones de sangre”, dice el hombre afuera de la casa de su hermana en San Juan, centro de la capital.

JUANITA
El padre de la fallecida estuvo junto a ella durante los días de agonía.ANGELO CHAMBA

La recaída

Guillermo se le quiebra la voz al recordar que Juanita empezó a agravarse desde el 9 de noviembre, un mes después de la tragedia que también dejó sin casa a la familia de su marido, con quien residía.

“Los doctores dijeron que su situación era tan delicada que era mejor despedirnos ese mismo momento”, recuerda el padre de la víctima.

De inmediato llamó a la madre de la joven que estaba en Posorja, Guayas, y al resto de sus familiares, para el último adiós. Pero un pequeño milagro hizo que Juanita soportara dos días más para ver, por última vez, a su progenitora.

“Su fallecimiento ocurrió la mañana del sábado. Espero retirarla hoy (lunes) de la morgue para llevarla a Santo Domingo y enterrarla”, añade Guillermo con resignación.

Pese a la tristeza, el papá de la joven agradeció a los lectores de EXTRA porque le ayudaron económicamente en estos momentos tan difíciles.

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