Rusia 2018 | Inglaterra gana a Túnez con gol agónico de Harry Kane

Considerar favorita a Inglaterra en un Mundial es algo más que un atrevimiento. Campeona en 1966, cuando aún no había VAR, su rendimiento cada cuatro años suele distar de lo esperado salvo contadas excepciones. Pero a los inventores del fútbol no sólo hay que darles las gracias, sino respetarles siempre, sobre todo cuando florece una de las mejores generaciones de futbolistas de los últimos años. En ella destaca, muy por encima de los demás, Harry Kane, artífice del agónico triunfo sobre Túnez con dos goles, el segundo en el descuento. Un debut que acabó sabiendo a gloria.

Apuntó maneras al inicio Inglaterra. Eléctricas sus jugadas, rápidos sus pases y claras sus oportunidades. Sudaba Hassen, que duró menos de un cuarto de hora sobre el césped por culpa de su hombro, tiempo suficiente para desplegar todas sus cualidades bajo palos, que no fueron pocas. Sus lágrimas al abandonar el terreno de juego se filtraron hasta el otro lado del mundo, muy dolorosa la escena.

Hassen se erigió en héroe de Túnez en los 14 minutos que aguantó sobre el césped de Volgogrado

El ágil portero tunecino había sacado un gol cantado a Lingard a los dos minutos y había blocado un cabezazo del tosco Maguire al minuto siguiente. Poco después, Young sacaba un córner en plena avalancha de juego inglesa y Stones remataba a la escuadra, donde apareció una manopla salvadora para evitar el gol de manera increíble. La mala suerte de Hassen, que ya no pudo más, fue que el rechace cayó a pies de Harry Kane que, a diferencia de la mayoría de sus compañeros, nunca falla.

Intentó salpicarse el dominio inglés Túnez, siempre al ritmo que marcaba Sliti, omnipresente. Aparecía por derecha y por izquierda, conectando un disparo en el primer metro que encontraba libre. Pero las mejores ocasiones seguían siendo llegando desde las Islas, con un Lingard tan hiperactivo como desafortunado en la definición, negado incluso por el poste.

El poste repele el disparo de Lingard
El poste repele el disparo de Lingard

No se aburría nadie en Volgogrado, ni siquiera los mosquitos, que invadieron el partido. Al parecer, a orillas del Volga se vive bien. Las tímidas llegadas de Túnez no parecían inquietar a los de Southgate, que alineó una defensa de tres centrales, pero la tendencia en esta jornada inaugural del Mundial es que las favoritas sufran, bienvenidas sean las sorpresas en Rusia, e Inglaterra quería subirse al carro.

En una jugada sin aparente peligro, Walker, reconvertido el lateral a central derecho, decidió arrear un golpe a Ben Youssef sin el balón de por medio y el árbitro no necesitó del VAR para señalar penalti. Sassi no falló, pese al tremendo esfuerzo del prometedor Pickford, y anotó el empate, que se festejó en las gradas como sin de un título se tratara.

Harry Kane, en lo más profundo de la montaña
Harry Kane, en lo más profundo de la montaña

El punto era un gran botín para Túnez, cosa que no ocultaron los de Maaloul en la segunda mitad. Renunciando por completo a la victoria, los africanos se encerraron con orden, tapando todos los espacios y dejándose dominar por una Inglaterra que echó en falta más creación. Dele Alli, renqueante, apenas aparecía y Sterling acabó sustituido.

Inglaterra se agarró descaradamente a Kane, al que Southgate tuvo a bien acompañar con Rashford en la recta final, quizás el único revulsivo que habitaba el banquillo. Pero no había claridad a la hora de dar el último pase y los tunecinos vivían cómodamente en la destrucción. Tanto que creyeron alcanzar su objetivo hasta que la cabeza del 9 inglés cazó un gol en el último suspiro y echó por tierra todo su trabajo. Inglaterra ya se permite soñar. Dios salve a la Reina… y a Harry Kane.

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