El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el viernes que los 12 estadios del Mundial Rusia 2018 deberían seguir siendo usados fundamentalmente para el fútbol y no ser transformados en centros para conciertos y exhibiciones.
Rusia fue anfitrión del Mundial en 11 ciudades durante junio y julio sin que se produjera ningún incidente de seguridad o de discriminación importante, lo que motivó elogios de los hinchas que acudieron al evento y de la FIFA, el ente regulador del fútbol global.
Los esfuerzos del país ahora están virando a garantizar que los lugares y la infraestructura construidos para el torneo de un mes no caigan en desuso. Cuando Rusia ganó el derecho a organizar el Mundial 2018, Putin prometió que los estadios construidos para el evento luego se convertirían en sedes de vibrantes clubes de fútbol locales.
En una reunión de funcionarios gubernamentales y deportivos en el estadio mundialista de Kaliningrado, Putin dijo que el gobierno apoyaría financieramente a las sedes de la Copa del Mundo durante otros cinco años para asegurar que puedan operar independientemente para el 2024.
«Mencionas exposiciones, conciertos, turismo y un espacio comercial. Está bien, el estadio debe estar lleno», dijo Putin al gobernador de Kaliningrado, Anton Alikhanov, sobre los planes de la región para el uso del estadio tras el Mundial.
«Pero idealmente tenemos que esforzarnos para que cada estadio tenga un equipo y cada equipo tenga un estadio. De lo contrario, no será un estadio. Será una sala de conciertos», añadió Putin.
De los 12 estadios usados en el Copa del Mundo, sólo seis fueron totalmente nuevos y encargados especialmente para el torneo, mientras que los demás se renovaron o su edificación ya estaba prevista. La mitad es sede de clubes de la liga rusa y hay planes de que otra se convierta en el estadio nacional de fútbol.
Pero en algunas de las ciudades sede del Mundial, asegurar que los estadios sigan llenos y puedan ser económicamente sostenibles puede resultar un desafío. En Kaliningrado, por ejemplo, el nuevo estadio tiene capacidad para 35.000 personas, pero el equipo local juega en la segunda división rusa.
El uso de algunos de los lugares sigue sin estar claro, lo que llevó a Putin a pedir al ministro de Deportes, Pavel Kolobkov, que presente un plan a futuro para cada estadio y campo de entrenamiento construido para el Mundial. «Esto debe ser concreto y no sólo deseos generales», advirtió Putin.