Al menos dos drones utiliza el líder del frente narcoterrorista Óliver Sinisterra, Walther Arízala, alias Guacho, para cumplir sus actividades delincuenciales.
Las especificaciones fueron proporcionadas por un excolaborador, detenido en Colombia. Él fue interrogado por un investigador. La versión se incorporó en la carpeta 29 del expediente que investigó la explosión que destruyó el destacamento policial de San Lorenzo, en Esmeraldas, el 27 de enero.
Uno de los drones “era para ver dónde estaban ubicados el Ejército en Mata de Plátano y la Policía que iba a erradicar”, se señala en el testimonio que llegó a la Fiscalía a través de asistencia penal de Colombia.
Como ese artefacto no tenía mucha capacidad, a principios de 2018 Guacho adquirió uno más grande y de color blanco. Lo armó en la cancha de la vereda de Vaya Viendo con la ayuda de una persona que, por el acento, el excolaborador dedujo que era ecuatoriano.
El 26 de marzo el grupo de Guacho secuestró al equipo periodístico de diario El Comercio. Su asesinato se produjo al menos 15 días después.
El detenido narró que el 11 de abril pudo ver los cuerpos de Javier, Paúl y Efraín en tres bolsas negras plásticas individuales. Habían sido llevados al salón de la junta de acción comunal de Puerto Rico, en Colombia, a las 13:00 en una camioneta roja provenientes de Montañitas. Luego los cuerpos fueron llevados a la vereda Azúcar y sepultados. Fueron recuperados casi dos meses después por el Ejército colombiano.
Otro desmovilizado recordó que ingresó a la columna Daniel Aldana en 2014 como guerrillero raso. Fue reclutado por Guacho. Fue transportador de víveres y coca. Luego pasó al Óliver Sinisterra. Durante su estadía en el grupo se dio cuenta de reuniones ‘con políticos de Tumaco’. No recuerda los partidos. Destaca que “a alias Guacho lo buscaban muchos periodistas”.
El desmovilizado describe a Guacho como una persona que recibió preparación de fuerzas especiales y que por su curso político es querido por la gente, le piden trabajo y estuvo detrás de las movilizaciones para impedir la erradicación de las hojas de coca.
Asegura que desde que Guacho estaba en la guerrilla traficaba armas, explosivos y cocaína. Llegó a transportar hasta tres toneladas a la semana por el río Matajehasta lanchas que permanecían en alta mar.
El armamento lo conseguía enviando mensajes de WhatsApp. Mientras sus hombres patrullaban, Guacho se quedaba “leyendo un libro como haciendo brujerías o artesanías, manillas de pepas, esperando que lleguen los narcotraficantes para coordinar los envíos de coca”.
Resguardó a sus familiares
El temor a que la Policía capture a su familia hizo que Walther Arízala, alias Guacho, los ponga a buen recaudo.
Al menos eso asegura un desmovilizado que estuvo casi tres años con él.
“En el tiempo que estuve con Guacho veía a la esposa que se llama Ledy, con quien tiene una hija de aproximadamente siete años de edad”, señala.
Ellas fueron enviadas a Quito porque tiene temor que se las capture, indica.
Habla también de otra mujer con la que Guacho se moviliza por los sectores que tiene injerencia.
Indica que el disidente también se aseguró de que toda su familia salga de la parroquia Mataje hasta San Lorenzo.
También recuerda que Guacho tiene un hermano en Llorente, Colombia, a quien todos en el frente narcoterrorista le llaman Guachito.