Cristina (nombre protegido) todavía cree que lo que pasaba con su padre se trataba de un juego. Producto de ello, la menor, de tres años, presentó verrugas en sus partes íntimas.
Según Sebastián Caicedo, quien defiende a la víctima, la madre llevó a la niña a un hospital pediátrico donde se activó el código púrpura, que refiere a un posible abuso sexual. Entonces, las investigaciones empezaron.
“Le atendió una ginecóloga, un psicólogo y un pediatra”, comentó Caicedo.
Los tres galenos determinaron con los exámenes que las lesiones habían sido causadas por un abuso y solicitaron a la progenitora que pusiera una denuncia en la Fiscalía. Lo hizo el 24 de septiembre de 2019.
“Es una enfermedad venérea, de transmisión sexual”, explicó el abogado.
El hecho ocurrió en la provincia de Guayas.
La denuncia
En el proceso judicial se tomó la versión anticipada de Cristina, que en su inocencia contó que “jugaban al lobo”, y que su progenitor frotaba sus partes íntimas con las de ella, según Caicedo.
“Le decía que era una cacería del lobo. La desvestía y la tocaba”, relató.
Al principio la alarma fue mayor, porque pensaron que se traba de una violación. Sin embargo, tras los exámenes se determinó que el himen de la menor estaba intacto. Aun así, el daño psicológico quedó, por lo que ahora Cristina está en tratamiento.
“El contagio fue por el roce de las partes íntimas. No hubo penetración, pero sí abuso sexual”, explicó Viviana Herrera, otra de las abogadas.
A pesar de que la niña cree que se trataba de un juego, su comportamiento ha cambiado. “Ya no es tan feliz como antes. Es indudable, tiene una repercusión psicológica”, agregó Herrera.
El sospechoso ha alegado su inocencia y no ha sido detenido. Con las pruebas recabadas, la defensa de Cristina y su madre solicitaron una audiencia de formulación de cargos el 24 de enero, por lo que se espera que el juzgado notifique la fecha en la que se realizará. (Extra)
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