EL VIRUS DE LA CEGUERA. “Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara”.  

24 January 2020, Bavaria, Munich: A face mask can be seen in a meeting room of the Task Force Infectiology" at Munich Airport. The "Task Force Infectiology" fights against invisible enemies: against SARS, swine flu, against Lassafier, measles and chickenpox - and possibly soon also against the new coronavirus from China? Photo: Sven Hoppe/dpa (Photo by Sven Hoppe/picture alliance via Getty Images)

Me parece, sumamente intrigante, descifrar la motivación que llevó a José Saramago, ganador del premio nobel de literatura 1998, a colocar esta frase, en la parte inicial de su obra cumbre Ensayo sobre la ceguera; personalmente, me gusta pensar, que con dicha expresión, el autor nos inyecta una alta dosis de esperanza, como una suerte de analgésico para el dolor y la devastación que estaba por relatar.

Su obra nos arroja a un mundo azotado por una pandemia, un virus agresivo que se expande de forma implacable, volviendo ciego a todo aquel que tiene contacto con un enfermo; es así, como la ceguera le impone a la sociedad situaciones extremas de convivencia, dando al autor la oportunidad de describir el comportamiento humano en las condiciones más inverosímiles, poniendo a prueba nuestra humanidad, preguntándose si realmente somos tan civilizados como pensamos.

El COVID19 desde hace apenas un mes, es un huésped indeseable de nuestro país, y literalmente, en ese breve espacio de tiempo, nos tiene de rodillas, con un gobierno prácticamente arrinconado, una economía paralizada, un sistema de salud con pronóstico reservado, y una población al borde del colapso y la anarquía.

¿Cómo es posible que este minúsculo organismo pueda afectarnos tanto? Pues no hace falta analizarlo con un microscopio para advertir sus temibles fortalezas, su poder radica esencialmente en: 1) ¿Es Invisible, como enfrentar a aquello que no podemos ver? 2) Es Imparcial, su capacidad de contagio no discrimina razas, ideologías, clases sociales, o económicas. 3) Es Incurable, hasta el momento no tiene una vacuna que lo anule.

El corona virus, al igual que la ceguera descrita por Saramago, tiene la capacidad de exponernos como sociedad a enfrentar límites insospechados, de hurgar en nuestros rincones más privados, de desnudar nuestras falencias, obligándonos a contemplarlas entre cuatro paredes, en cuarentena, con crudeza, sin anestesia.

Es así, como vemos desparramadas por todos lados, muestras de intolerancia, indolencia, desobediencia, violencia, e irracionalidad; tanto en las calles, mercados, farmacias y hospitales; como en las redes sociales, donde crecen exponencialmente, las agresiones verbales y amenazas virtuales a todo aquel que piense distinto, sea fuente oficial del gobierno, o un simple pensador que expone opiniones en la red.

El saldo de nuestra sociedad está en rojo, y eso, que aún no alcanzamos las cifras de contagios que tienden a empeorar, según las curvas y estadísticas indescifrables que publican los expertos.

Cabe entonces, como sociedad, proponernos un tratamiento, una cura, no para el covid19, sino para la ceguera que nos aqueja, estamos ciegos, aunque no lo percibamos aún; detrás de las mascarillas, de las ropas descartables, de los líquidos purificadores, de los remedios sanadores, de las ventanas y puertas cerradas; yacemos inmóviles en la oscuridad, incapaces de despejar el miedo, y caminar hacia la calidez y la reflexión que nos distingue como seres civilizados. Es hora de despejarnos de tanto prejuicio y temor, de abrir los ojos y encontrarnos, de hallar a nuestros hermanos a la distancia recomendada por los doctores, abrazarlos sin abrazar es posible; o acaso ya olvidamos que las virtudes y sentimientos más puros no se pueden tocar, simplemente se sienten.

Debemos reaccionar hoy, mañana es tarde, probablemente, aislados e indolentes sobrevivamos al virus, pero entonces, no habremos superado la ceguera que nos aqueja, la llevaremos como una huella indeleble que nos recordará lo vil y salvajes que podemos llegar a ser.

Está en nosotros probar que la obra de Saramago sigue siendo ficción, un relato de un mundo que entretiene, pero que no existe; recojamos de sus líneas la frase con que inicié este artículo, “Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara”.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*